Sí, lo sé: el título de este post parece el de un anuncio de productos bancarios. Pero es lo que hay: los 7,95 euros que cuesta el primer número del Clásicos DC: Wonder Woman son de lo mejor aprovechado en los últimos tiempos en mi castigada economía comiquera.
Porque de vez en cuando viene bien echarse a la boca un trozo de lo mejor de los tebeos de superhéroes: guiones imaginativos y capaces de representar la épica desde una perspectiva que no sea infantiloide, dibujo perfecto e historias que pueden releerse. Vale, la edición de Planeta hace más pequeños los fascinantes dibujos de George Perez, pero prefiero esto a un Absolute de precio desorbitado. Que sí, que me gustaría ver las obras de Perez en el tamaño para el que fueron creadas, pero, de momento, me conformó con fascinarme con una etapa que no había tenido la oportunidad de leer.
George Perez venía de ser uno de los dibujante de mayor prestigio. No en vano, fue el encargado de plasmar la serie más ambiciosa de DC en toda su historia, ese reseteo modélico que fue Crisis en Tierras Infinitas. Pero con Wonder Woman, además, paso a sentarse también al otro lado: ya no sólo dibujaba, sino que se encargaba de los guiones. Y Perez planteo un relanzamiento genial: recogió todo un icono de DC, la princesa amazona Diana, y la ubicó en un mundo en el que la mitología y las leyendas daban más empaque al personaje.
Wonder Woman, mirándola externamente, es una heroína difícil de tomar en serio. Pero George Perez creó un personaje encantador, al que sus poderes no le hacían tener aires de superioridad. No sé por qué, pero la mayoría de los que han cogido después a Diana han sido incapaces de imitar este planteamiento (¿verdad, Rucka?), por no hablar de que casi ninguna de las sagas ha estado a la altura de lo que Perez plantea en éste fantástico relanzamiento.
Gran tebeo de género, sí señor. Habrá que seguir la serie, porque en el segundo volumen es cuando se recoge la saga que Perez tenía pensada para el personaje desde antes de que se lo ofrecieran.