Tras haber recorrido el mundo de los superhéroes de cabo a rabo a través, no ya de las inagotables creaciones de los universos de DC y Marvel, sino de otras incontables propuestas surgidas a uno y otro lado del Atlántico, uno ya empieza a estar cansado de atender a las enésimas y reiterativas reformulaciones sobre los esquemas de siempre que, envueltas en vistosos colores y con rutilantes figuras del mundillo al frente, nos sigue vendiendo un «género» que necesita de un terremoto considerable para vencer el lastre de tantas décadas contando, en esencia, una y otra vez las mismas historias. A poco que uno conozca los parámetros en los que se mueve el mundillo, sobre todo en tierras yanquis, se hace evidente que mientras no cambie el paradigma de apostar como se hace por las series regulares, pocas alteraciones a esos esquemas podremos llegar a ver. De ahí nuestra extrema filia hacia las propuestas de Image —salvo un par de excepciones, limitadas en el tiempo— o hacia lo que DC está ofreciendo ahora mismo con su Black Label: relatos de duración concreta que reinventan conceptos y los presentan de manera muy atractiva. Unas cualidades éstas que, creemos, reúne este ‘Chico sombra‘ que firma Ben Sears y nos regala La Cúpula.
Es atender a una portada que, si eres de la generación correcta, seguro que te recuerda —y de qué manera— al gran José Ramón Sánchez, y saber que lo que nos va a ofrecer esta historia nada acomodaticia para con ningún parámetro del tebeo de ciencia-ficción y superhéroes que uno quiera imaginar, se va a salir de lo habitual sí o sí. Y a fe mía que lo hace. Pero antes de desgranar algunos de los porqués que lo consiguen, hay que atender a un estilo gráfico que nos parece hermoso y fascinante: insistimos en que la portada de este volumen es un escaparate perfecto de lo que el interior alberga, y el trazo amable de Sears, acompañado por una constante monocromía en ocre y por un tratamiento de las páginas a base de sombras construidas con puntillismo, consiguen crear un microcosmos tan personal como singularmente atractivo que, en perfecto compás con la historia que enhebra el músico, guionista y dibujante, hace de ‘Chico sombra’, quizás no una de las mejores lecturas que nos «echaremos a la cara» este año, pero sí una de las más originales y estimulantes.
Y es que, si sólo en términos de historia tenemos que movernos, el elegir a un chaval algo irritante y redicho que deambula por las noches de su ciudad repartiendo justicia —y cuidado a cómo la reparte— ya es una premisa lo suficientemente atractiva por sí sola que, no obstante, se rodea de más elementos para construir un conjunto que, ojo, resulta muy fácil arrimar a los lectores más jóvenes de la casa al tiempo que alude, en formas muy sutiles, a los más maduros. El moverse con la facilidad que lo hace entre ambos mundos es, quizás, la cualidad más sobresaliente de una historia que no se arredra en sacarse de la manga villanos de opereta que funcionan a las mil maravillas o en construir un abigarrado mundillo plagado de ingeniosos secundarios que, junto al protagonista, dejan muchas ganas —muchísimas ganas— de que no sea esta la única vez que Ben Sears se asome a ese rincón de su imaginación en el que habita Chico Sombra.
Chico sombra
- Autores: Ben Sears
- Editorial: La Cúpula
- Encuadernación: Rústica con solapas
- Páginas: 128 páginas
- Precio: 17.90 euros