'Caballero Luna Volumen 4: Lista de asesinatos', Road to se lía en gordo

Siempre es buena señal que se fijen en uno para ponerlo al frente del título más importante de una editorial como Marvel. Eso, al menos, es lo que debió pensar Jed MacKay cuando su nombre aparecía en la portada del primer número (y sucesivos) de la nueva andadura de Los Vengadores. No es moco de pavo, el currículum del guionista canadiense ha ido creciendo como la espuma en los últimos años y la calidad de todo lo que escribe ha conseguido encandilar a buena parte del fandom. Gata Negra, Doctor Extraño, Intemporal, el inminente evento Blood Hunt o Caballero Luna, colección de la que hoy damos buena cuenta de su cuarta entrega, ‘Lista de asesinatos‘. No es un personaje fácil de escribir el bueno de Marc Spector, muchos autores han intentado dejar huella en distintos momentos del pasado y, habiendo calidad en muchos de ellos, siempre se termina remitiendo a la clásica etapa de Doug Moench y Bill Sienkiewicz. Nadie contaba con el tratamiento tan acertado que MacKay iba a aplicar al personaje, incidiendo en la parte más oscura del antihéroe y resaltando un comportamiento poco honorable, dejando los escrúpulos a un lado y haciendo, como buen mercenario que es, lo que tenga que hacer para que la misión encomendada llegue a buen puerto. Matar por dinero o ponerse al servicio de cualquier señor de la guerra que pague sus honorarios le obliga a llevar una existencia llena de engaños, mentiras y distintas personalidades que le ayudarán en su quehacer diario.

Resulta más que evidente que nadie puede aguantar este ritmo sin que se vea afectado, la propia persona y todos aquellos que le rodean. Esto es algo que vamos a poder comprobar en el episodio en el que Greer Nelson, la simpar Tigra, se lleva todo el protagonismo. Una relación que lleva un tiempo dando botes por las páginas de la colección y que en este volumen alcanza su punto más efervescente hasta el momento. Pero hay más ya que, en esta nueva etapa, se ha otorgado especial importancia a todos los personajes secundarios del particular y oscuro universo del Puño de Konshu. Distintas personalidades como la del taxista Jack Lockley o Steve Grant van a sufrir la desconfianza de Spector, creando un triángulo de “relaciones” en el que todas las partes están destinadas a entenderse. Lo dicho un poco más arriba parece no tener confirmación con la presencia de un viejo conocido como es Blade y Dylan Brock, hijo de Eddie y actual encarnación del temible simbionte tras los acontecido con su padre, con los que sí que lleva una relación más fluida, motivada por la encarnación del Señor Luna con la que tienen que tratar. Para rebajar tanta intensidad y gravedad existencial, MacKay propone un estilo ágil en el que se mezcla con gran acierto los momentos más crudos con aquellos algo más ligeros que incluso pueden llegar a provocar una sonrisa. La parte gráfica sigue estando en muy buenas manos gracias a la conexión italiana entre Federico Sabbatini y Alessandro Cappuccio, dos artistas interesantísimos cuyos trazos se mimetizan para evitar quejas del aficionado. Dinámico, chispeante y muy eléctrico, los lápices de ambos artistas son todo un espectáculo de contrastes haciendo que el blanco del Caballero Luna brille como nunca entre tanta oscuridad y decadencia. Villanos como Zodiaco, Morfeo, Los Asesinos Arlequín, Los Forzadores o El Fantasma en el Teléfono se convierten en piezas indispensables dentro de un puzle que sigue creciendo con cada nueva entrega. Este cuarto volumen nos deja a las puertas de algo grande, tanto, que al otro lado del charco ya han disfrutado de historias como Los últimos días del Caballero Luna y su continuación, La Venganza del Caballero Luna. A castigar las uñas hasta poder disfrutarlas por aquí.