‘Biblioteca La Espada Salvaje de Conan Vol. 17: Conan y el brujo’, una muestra más del talento inagotable exhibido por Thomas y Buscema

Ni el más entusiasta de los aficionados podría haber imaginado hace algunos años que el bárbaro por excelencia del Noveno Arte iba a gozar de una de las mejores ediciones (para muchos, la definitiva) que han pasado por las estanterías de nuestras librerías especializadas. Con este ‘Biblioteca La Espada Salvaje de Conan Volumen 17: Conan y el brujo’ casi alcanzamos la entrega sesenta, cifra que es considerada como la de máximo esplendor de la colección. El contenido de este nuevo tomo bebe directamente de un maravilloso relato que no está escrito por Robert E. Howard. ‘Conan y el hechicero’ cuenta en sus créditos con un Andrew J. Offutt bastante inspirado a la hora de dar su propia versión del cimmerio. Conan se encuentra en Arenjun disfrutando de una celebración como sólo él sabe hacer, haciéndose de algunos objetos de valor pertenecientes a lugareños desprevenidos. Esa misma noche, mientras disfruta de los cariños dispensados por una joven llamada Kiliya, el novio de esta chica interrumpe la velada dando pie a las pertinentes escenas de peleas y batallas tan propias de la mítica Era Hiboria. Entre la confusión, y con la ayuda de un anciano que invoca el nombre del dios de los ladrones, Conan consigue escapar de sus atacantes por una ventana. Una vez libre, se topa con dos maleantes, Karamek e Isparana, los cuales le proponen al bárbaro robar un preciado amuleto, El Ojo de Erlik. Es en este momento a partir del cual vamos a poder disfrutar de un relato mayúsculo que exhala vibraciones pulp por cada una de sus páginas.

Offutt consiguió hacerse un hueco en géneros tan exigentes como el de la ciencia ficción, la fantasía o el erótico. En lo relativo a la espada y brujería, se encargó de una serie de libros de Conan y de otra creación firmada por Howard, Cormac Mac Art, de la cual terminó escribiendo más textos que el propio creador del personaje. Tras todo lo que habíamos leído en las entregas más recientes (el ascenso al trono del bárbaro en el que la cronología de lo acontecido con anterioridad elevaba la complejidad de la narración) toca volver a encontrarnos con la versión más joven del cimmerio, produciéndose un cambio de registro más que evidente y dando mayor importancia a la aventura y al entretenimiento algo más ligero de corte puramente clásico. El conocido relato ‘La Torre del Elefante’ va a tener un papel determinante en este ‘Conan y el brujo’, un punto de partida a una de las mejores historias que ha protagonizado el bárbaro. Buena parte de culpa la tienen los autores encargados de adaptar tan ilustre relato, una de las parejas artísticas mejor avenidas de la historia del cómic: Roy Thomas y John Buscema. Hablar de la calidad desplegada por estos dos titanes de las viñetas a estas alturas sería poco menos que repetir una y otra vez lo dicho con anterioridad. No hay mejor Conan que el plasmado por esta dupla que, para la ocasión, cuentan con el embellecimiento de Rudy D. Nebres y Ricardo Villamonte a las tintas para dar mayor fuerza e impacto a los colosales lápices de Big John. Como viene siendo habitual, la edición de Panini viene cargada de material aparecido en la revista original como textos, ilustraciones y las correspondientes portadas a todo color. Suma y sigue una colección exquisita de la que siempre estamos deseando tener en nuestras manos la siguiente entrega. Eso es una buena señal.