‘Batman: Fortaleza’, nadería…enorme nadería

En general, y yendo directos al grano —que tampoco el título que acompaña a estas líneas merece mucho de nuestra parte—, no cabría tachar a ‘Batman: Fortaleza’ como uno de los peores tebeos que ha tenido al hombre murciélago por protagonista, pero sí que podríamos apostillar sobre él que es el menos esencial de cuantos hemos leído con Bruce Wayne y su alter ego en sus páginas. De hecho, fijaos hasta dónde llega su insustancialidad, que antes volvería a revisar ese esperpento que fue el ‘Dark Knight Strikes Again‘ de Frank Miller—¿pero qué dices, loco?— o esa chorrada capital que fue, no hace mucho, el ‘Batman: Odyssey‘ de Neal Adams —porque menuda CHORRADA CAPITAL era la maxiserie— que tener que releer los ocho números que conforman esta supina nadería que es el trabajo de Gary Whitta y Darick Robertson. Y no exagero, que conste, es que estamos hablando de la típica historia que resulta frustrante leer y que es olvidable de principio a fin…y un poquito más si es necesario.

Superman ha desaparecido y una invasión extraterrestre se cierne sobre la Tierra sin que el hijo de Krypton pueda hacer nada para remediarlo, así que le toca a Batman hacer lo suyo. Hala, ahí tenéis, en treinta y dos palabras la idea general sobre la que Whitta hace girar 208 páginas que se antojan eternas, que languidecen en su avance, que nunca resultan sorprendentes ni aún proponiéndoselo y que, para colmo, cuentan con el que, más que probablemente, sea el peor trabajo de Darick Robertson: mira que no soy de esos que se «la cogen con papel de fumar» —prefiero mil veces el término inglés para esto, nitpicking— cuando toca analizar el dibujo de un cómic y, si sois lectores asiduos, sabréis que mis valoraciones siempre atienden a aspectos generales y no a «lo que me flipó esta viñeta», pero es imposible no pararse aquí a valorar lo erróneo de la anatomía de los personajes de Robertson, lo desproporcionado de la misma o, por supuesto, esas bocas aniñadas que lucen, en los primeros planos, tanto héroes como villanos. En fin, que si hay un epíteto que define a la perfección lo que aquí nos ofrece DC ese es el de DESPROPÓSITO. Haréis bien en no acercaros a este tomo ni con un palo.