‘Bahía Acuicornio’, genial para lectores primerizos

Sucinta aclaración sobre el titular antes de entrar en materia: con «lectores primerizos» no me quiero referir a aquellos adultos que nunca se hayan acercado a un tebeo y quieran iniciarse en tan fascinante mundo de la mano de esos títulos que cualquier coleccionista consideraría como los más idóneos para comenzar esta fascinante afición. No. A lo que más bien hago referencia es a que, por razones que ahora pasaremos a ver, ‘Bahía Acuicornio’ es un vehículo idóneo para poner en manos de los más pequeños de la casa y que den sus primeros pasos en viñetas de la mano de Katie O’Neill y el dulce y agradable imaginario que detenta la autora neozelandesa. Y dos son los principales motivos para así recomendarlo.

Primero, su dibujo, de una personalidad que casa muy bien con la idea que todos podemos tener de lo que es un cómic para niños. Bañado en una calidez inmensa que se deriva tanto de las «redondeces» del trazo como del fantástico uso del color plano, y con cualidades que se hacen fuerte en epítetos como sencillo, directo y entrañable, es valor añadido de la vertiente visual de ‘Bahía Acuicornio’ el esfuerzo que O’Neill hace para no complejizar sus formas narrativas, acercando así posturas a unos ojos y una capacidad de procesar la información que llega a través de éstos que no tiene por qué ser capaz de llenar las elipsis y el contenido que se queda en las calles entre viñetas.

Y segundo, por su historia, llena de pequeñas enseñanzas que, envueltas en la misma calidez y sencillez de la que hace gala el dibujo, están llamadas a ser abrazadas sin remisión por nuestros vástagos. A ello ayuda, qué duda cabe, el que la protagonista sea una niña, el que haya tiernos unicornios acuáticos de fondo y el que todo el conjunto sea, en palabras de mi hija de 7 años, «muy cuqui y tierno aunque a veces un poco triste, pero al final es muy bonito». Y si lo dice ella, y es de ella de la que han salido, con sus palabras, claro, las sucintas reflexiones que aquí he querido recoger con respecto a ‘Bahía Acuicornio’, creo que no es necesario abundar más en quién es el público más adecuado para dar cuenta de esta preciosa historia de pérdidas y encuentros que carga las tintas en la conciencia medioambiental y deja un sabor la mar de dulce.