Con la vívida imagen de la portada que Ediciones Zinco utilizó hace más de dos décadas para la primera edición que vio la luz en castellano de ‘As Enemigo. Amor por la guerra’ acompañándome en todo momento, y el muy vago recuerdo de la única lectura que hice de la novela gráfica de George Pratt allá por mediados de los noventa, este inesperado nuevo acercamiento a tan ¿legendario? título ha supuesto el completo redescubrimiento de un material que, en su momento, se antojó a aquél bisoño lector como demasiado confuso y, sobre todo, muy alejado de las filias que mi yo de hace cuatro lustros profesaba. Unas filias que, como he dicho en alguna que otra ocasión, se han trastocado por completo con el paso del tiempo y que ahora, mucho más curtidas —y maduras, claro— saben apreciar en toda su amplitud la magnificencia de lo que el artista tejano puso en pie con este alegato antibelicista que analiza las consecuencias de la guerra desde la doble óptica del romanticismo y el horror.
Bien es cierto que, entrando de lleno en el planteamiento formal y la narrativa de Pratt, hay cierta tendencia hacia la confusión cuando de lo que se trata es de representar las batallas aéreas que forman parte imprescindible de una de las dos mitades del relato, la que concierne a Hans Von Hammer, el piloto del Focker rojo sobre el que, inicialmente, se cargan las tintas más «románticas» de la narración, esas que miran a los combates en avión con cierta poética y que, no obstante, ni quieren ni pueden ocultar el abismo que tiempo ha abrieron en el alma del anciano protagonista. De todas formas, es una confusión que en cierto modo viene a representar el caos y la desorientación de los pilotos de aquella Primera Guerra Mundial que, de sobrevivir, lo hacían gracias a su instinto y no a modernas tecnologías de detección del enemigo.
Dejando a un lado tales disquisiciones que, como digo, para nada empañan la percepción global de la lectura, es en la vertiente más íntima, la que una y otra vez nos muestra al entrevistado y al entrevistador —porque, perdón, se me ha pasado decir que esa es la premisa de partida, la entrevista que le hace a un octogenario Von Hammer un supuesto periodista que quiere navegar en los lúcidos recuerdos del héroe de guerra— en una pugna dialéctica por establecer un entente común desde que abordar el diálogo honesto, la que resulta más elocuente y atractiva de un volumen que, conforme avanza, lo hace escalpelo en mano por las miserias más comunes de cualquier contienda bélica y las secuelas más terribles que se derivan de tener que copar con las horrendas decisiones que marcan la diferencia entre vivir y morir.
Todo ello queda puesto en valor por el virtuosismo de Pratt a la hora de generar atmósferas surreales en las que la figura humana queda muchas veces engullida por un entorno opresivo, ya estemos hablando de las siniestras sombras que arropan a Von Hammer diluyendo las paredes de la habitación en la que aguarda el día de su muerte, ya de las trincheras o los túneles subterráneos en los que los personajes terminan luchando por su supervivencia. La magnitud de lo que Pratt pone en juego es equiparable, por sus similitudes, a lo que veíamos a principios de año cuando nos acercábamos a ‘Black Dog’, esa obra maestra de Dave McKean que, vista ahora a través del filtro de ‘As Enemigo. Amor por la guerra’, tanto le debe a esta espectacular, soberbia y atemporal cima del noveno arte.
As enemigo. Amor por la guerra
- Autores: George Pratt
- Editorial: ECC
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 128 páginas
- Precio: 14,20 euros en