Hay, al parecer, un viejo dicho nipón que dice que conocer la historia de los 47 ronin es conocer Japón. Y la verdad es que después de revisitarla en la versión que Planeta publicó recientemente, obra de Mike Richardson y Stan Sakai, el dicho no nos parece desacertado.
La leyenda de los 47 ronin está basada en acontecimientos que ocurrieron en Japón durante el siglo XVII. La fama de estos hechos propició, casi desde la misma época de los hechos, una versión dramatizada titulada ‘Chusigura’ y en la que se habían cambiado nombres y fechas para evitar la censura. Ésa sólo fue la primera de las muchas adaptaciones que tuvo el relato, no sólo por escrito, sino también a través del bunraku (teatro de marionetas japonés), el kabuki, o las numerosas versiones cinematográficas (Mike Richardson, el guionista de esta versión en cómic, afirma tener doce diferentes).
Posiblemente si sois fans del cine japonés, como muchos aquí en la Fancueva, conozcáis la historia por alguna versión nipona, o bien la clásica de 1941 de Kenji Mizoguchi, o la de los 60 con la estrella Toshiro Mifune. De todas maneras, en 2013 hubo una adaptación norteamericana que contaba con Keanu Reeves como actor principal y que pasó sin pena ni gloria por la taquilla.
Para los que no la conocéis, sabed que el argumento de ’47 Ronin’ gira en torno a la misión de los guerreros de la casa de Asano Takumi-Naganori, que juran vengar la muerte de su señor falsamente acusado y así restablecer el honor de su casa, aún a costa de sus vidas. La historia, así, se convierte en un ejemplo del código de honor del samurái, y de ahí el viejo dicho que citábamos al principio. La manera de ser tan protocolaria, la máxima educación mostrada en pública, la contención de los sentimientos, y el sentido del honor sobre todas las cosas (en eso, el Japón feudal se asemeja mucho al Siglo de Oro español), es de un regusto tan japonés que verdaderamente retrata muy bien la época.
Mike Richardson realizó para esta obra, un proyecto que tenía desde hacía muchos años, una intensa labor de investigación y documentación para ceñirse en lo posible a la historia original. Stan Sakai, por su parte, no es precisamente un novato en lo que a cultura japonesa concierne, ya que, además de su ascendencia, es el autor de la conocida obra ‘Usagi Yojimbo’. En esta ocasión, Sakai deja atrás el uso de animales antropomórficos para, con su estilo habitual, hacer un retrato más realista del Japón feudal.
Si he de decir la verdad, Sakai nunca ha sido un autor que haya seguido mucho. Lo conocí por su colaboración en ‘Groo’ de Sergio Aragonés, y he leído algún que otro tomo de ‘Usagi Yojimbo’, pero poco más. Siempre he pensado que su estilo cercano al cartoon impedía una aproximación seria a los temas que proponía. Sin embargo, el fallo es mío como lector, y no de Sakai, evidentemente: pienso que, en cualquier momento, sus páginas se convertirán en una parodia con ‘funny animals’ cuando no es así.
Pero ’47 ronin’ funciona, porque la sobriedad (y la seriedad) con la que está planteada la obra no dejan lugar a dudas. Estamos ante una drama japonés en diez actos, cuyos principales protagonistas son el honor, la sangre y la fidelidad. Sakai está acertado en su puesta en escena, ayudado por los matizados colores terrosos de Lovern Kindzierski, y la historia fluye bien, pese a que Richardson en ocasiones abusa de los diálogos excesivamente largos. Una obra, en fin, que os gustará si amáis la cultura tradicional japonesa, porque es una buena muestra de ella.
Para terminar, os cuento una anécdota a modo de casual curiosidad, mientras escribía esta reseña busqué música tradicional de shakuhachi (flauta japonesa) para inspirarme. Terminé escuchando un álbum de Stan Richardson, que bien podría ser un pseudónimo de los autores de estos ’47 ronin’.
47 Ronin
- Autores: Mike Richardson y Stan Sakai
- Editorial: Planeta
- Encuadernación: Rústica
- Páginas: 152 páginas
Leer tomos sueltos de usagi es equivalente a leer tomos sueltos de sandman. Parte de la gracia, los personajes recurrentes las tramas tan extendidas se pierde. Los personajes dan muestras de humanidad y sentimientos por pinceladas, sin apenas diálogos.una lectura muy inteligente dado que requiere la interpretación del lector. Pondré en él radar éste tomo al venir de sakai.