Las reseñas de Fancueva ahora están en 'COMIC SCENE: Las Lecturas de Fancueva'
V. Kingdom Come

17 del 2017 (III): el tebeo español

En nuestro tercer día de repaso a lo mejor que nos ha dejado este 2017 que está a punto de terminar, recalamos, como en años anteriores, en lo que ha dado de sí el tebeo EN español. Y este año hemos decidido abrir algo más nuestras miras y recoger aquí, no sólo aquello cuya autoría se deba a autores nacidos en el territorio patrio, sino a tebeos surgidos de la imaginación de algunos de los artistas de habla hispana que nacieron al otro lado del Atlántico en algún punto de la geografía sudamericana. La razón de dicha decisión es no cerrar opciones a una selección que pretende ser lo más inclusiva posible aunque, una vez más, ignoremos completamente el manga.

Y ya que hablamos del cómic nipón, dediquemos unas breves líneas a justificar una de las grandes ausencias, no ya de este tramo final del año, sino de los doce meses que concluirán el próximo domingo. Una justificación que, a todas luces, es bien sencilla: Jaime está hasta arriba debido al trabajo y a su reciente paternidad, y ya se sabe que ni Mario ni servidor somos consumidores asiduos de lo que se produce en el país del sol naciente. Sí, de cuando en cuando aparece alguna entrada esporádica dedicada a ellos, bien porque mi compañero hinque el diente a alguno de esos volúmenes “malrolleros” de Junji Ito que tanto le molan, bien porque el que esto suscribe haga lo propio con lo último de Naoki Urasawa, hoy por hoy, el único mangaka por el que siento pasión —vale, también sigo de forma impenitente el ‘Seven Deadly Sins’, pero no voy a andar escribiendo una reseña por cada volumen que aparezca, ¿no?

Así pues, mientras no encontremos a un redactor para el que el manga se haga un hueco regular en nuestro día a día y sea capaz de hacer una selección con criterio de la vasta oferta que las editoriales españolas publican al cabo del año —lo del pasado salón del manga fue, en una palabra, absurdo—, el tebeo japonés seguirá siendo la asignatura pendiente de Fancueva.

Aclarado el punto, volvamos al tebeo en español y, como hiciéramos anteayer y ayer, ofrezcamos unas cifras que, por mucho que uno haya querido, no le llegan ni a la altura del betún ni a la desproporcionada cifra de grapas estadounidenses que citaba anteayer ni, aunque no se queda muy lejos, a lo que de cómic europeo he consumido durante este 2017: 56 volúmenes son los que conforman la totalidad de lo que me ha dado tiempo a leer entre el 1 de enero y hoy, 28 de diciembre, día de los inocentes. Casi seis decenas de propuestas en las que, huelga decir, ha habido cabida para todo tipo de géneros e historias y que, en términos generales, han vuelto a servir para poner de relieve el alto nivel de lo que se cuece en viñetas en esta piel de toro.

Quizás por el menor número de novedades, quizás por la alta calidad de muchas de ellas, la selección que ahora os presentamos ha sido la más complicada de confeccionar de las tres que dedicamos al mundo del noveno arte, y quedarme sólo con 17 de esos 56 títulos ha supuesto forzosamente tener que dejar a un buen puñado fuera de la misma manera que pasaba ayer con el cómic producido al otro lado de los Pirineos. Sea como sea, aquí os dejo con lo que considero es lo mejor que el tebeo de habla hispana ha ofrecido durante 2017.

1. Asylum

Universal y de lectura obligatoria, máxime en estos convulsos y xenófobos tiempos que nos ha tocado vivir, la historia por partida quinta de sendos personajes golpeados de una manera u otra por la inmigración servía a Javier de Isusi muy temprano en el año —tan temprano como en enero, mes en que Astiberri publicó ‘Asylum’— para ganarse un hueco incuestionable en lo mejor de doce meses que se iniciaban así de manera inmejorable.

2. Los Campbell

Con cuatro volúmenes ya a sus espaldas, la serie de piratas y humor salida de la imaginación de José Luis Munuera se cuenta ya entre mis tebeos favoritos de aventuras: el artista murciano ha sabido a cada nueva entrega de esta saga familiar cultivar de forma prodigiosa un sentido del humor digno heredero del mejor Gosciny al tiempo que la vertiente de aventuras y de intrigas recupera la mejor tradición de un género que echará en falta el brío de ‘Los Campbell’ si, como parece, el quinto álbum será el último de la serie.

3. Cuerda de Presas

La Guerra Civil, ese oscuro período de tres años que resquebrajó España y cuyas heridas nunca parece que vayan a terminar de curarse, volvía a ser protagonista el pasado mes de noviembre cuando Astiberri reeditaba ‘Cuerda de presas’, la obra de Jorge García y Fidel Martínez aparecida previamente en 2005 de mano de la editorial bilbaína que el mismísimo Felipe Hernández Cava tacha de “lo mejor que ha dado jamás la historieta española”. No podríamos estar más de acuerdo.

4. Cuerpos del delito

OBRA MAESTRA. ¿En serio hace falta decir algo más? Si queréis saber más, este enlace os dejará saciados.

5. Custodia Compartida

También en el mes que servía para abrir el año, pero esta vez de manos de Dib-buks, nos llegaba un volumen que calificábamos en su momento como «Mafalda con mala uva». Decíamos entonces, y lo seguimos manteniendo, que el que un tebeo, el que sea, pudiera medirse de tú a tú con la inmortal creación de Quino ya era motivo de celebración. Una celebración que hoy alcanza su cénit y que corrobora que el humor, bien entendido, también puede ser muy pedagógico. Si eres padre, ‘Custodia compartida’ es un tebeo que no puedes dejar de leer.

6. Dr. Uriel

Cargado de sencillez y arropado por un fuerte sentimiento, el hondo homenaje que Sento realizaba en ‘Dr. Uriel’, no ya hacia su suegro, sino a toda una generación de españoles que vieron sus vidas hechas pedazos de un día para otro y tuvieron que rehacerlas, en el mejor de los casos, durante tres décadas y media de un régimen opresivo y persecutorio, es de un calado tan hondo, tan superlativo y tan necesario que, por mucho que sea insistir en temática, era imposible no incluir el volumen publicado por Astiberri en una selección que se habría quedado muy coja sin él.

7. Espacios en blanco

Historia trans-generacional que abarca a su abuelo, a su padre y a él mismo, lo que Miguel Francisco ponía en jaque con ‘Espacios en blanco’ raya a una altura reservada a unos pocos, ya por la incuestionable calidad de la ejecución de la idea y cómo se estructura la narración ya, sobre todo, por cómo se plasma ésta en unas planchas asombrosas. De 10.

8. Fellini en Roma

Recuperando el fuelle que perdió en parte con ‘La vida’, Tyto Alba rinde homenaje a uno de los más grandes cineastas que ha dado la historia del séptimo arte con un tebeo que se hace grande en el vital surrealismo que siempre rodeó a la figura de Federico Fellini: echando mano de mil referencias que denotan cuánto ha llegado a sumergirse en la vida y filmografía del director italiano, las páginas de Alba son un estímulo constante para un lector al que pocas opciones le quedan salvo rendirse ante la evidencia de estar delante de uno de los más brillantes genios con los que cuenta actualmente el panorama español de la viñeta.

9. Legado en los Huesos

Mientras la adaptación cinematográfica de la primera entrega de la trilogía del Baztán se estrellaba en la taquilla —de forma justa, cabría precisar, que la película acarreaba no pocos problemas— Planeta nos hacía llegar la interpretación de Ernest Sala de ‘Legado en los huesos’, segunda parte de la saga de Pilar Redondo que en manos del artista se tornaba, como ya sucediera con ‘El guardián invisible’ en toda una experiencia en intensidad. Las páginas de Sala echan mano de los mejores conceptos que maneja la novela original y estallan en unas composiciones soberbias puestas ahí para salivar a placer. Deseando estamos ya que ‘Ofrenda a la tormenta’ caiga en nuestras manos. Deseando…

10. Luces Nocturnas

Es bien evidente que, de haber limitado la selección de cómic en español al tebeo español a secas, nos habríamos dejado fuera obras de una belleza tan abrumadora como la que Astiberri nos hacía llegar allá por junio: firmada por Lorena Álvarez, dibujante colombiana, la fusión de la imaginería del universo de Ghibli con una historia que atesora iguales valores de universalidad que las mejores obras del estudio regido por Hayao Miyazaki daba como resultado una lectura que tan pronto encandilaba a mi pequeña de seis años como dejaba prendado a su padre de cuarenta y dos. Un logro nada fácil que habla, y habla con contundencia, de la grandeza de este fantástico álbum.

11. Mort Cinder

Sin movernos de la editorial bilbaína, y tampoco del discurso de ausencias que hubieran sido una flagrante falta de respeto para con cualquier amante del tebeo, nos hacemos aquí breve eco de las muchas líneas que dedicábamos a principios de mes a esta OBRA MAESTRA sin par del noveno arte que fue, es y será la creación de H.G. Oesterheld y Alberto Breccia.

12. Paracuellos 7 & 8

Ya lo decíamos a comienzos de año cuando nos ocupábamos de revisar a fondo lo que Carlos Giménez nos ofrecía con su regreso a la serie por la que más reconocimientos ha recibido: que el madrileño volviera a los muros de Paracuellos del Jarama era una de esas noticias que le alegran a uno el día, la semana, el mes y el año. Y aquí seguimos, dos entregas nuevas después, felices de poder aseverar que el tiempo no ha pasado por los chavales del hogar social y esperanzados de que, mientras pueda, ese genio del noveno arte que es el artista de ‘Los profesionales’ siga ahondando en su memoria y la de toda una generación de españoles con uno de esos títulos a los que calificarlo de meramente imprescindible podría ser considerado un insulto.

13. Siempre Pensando en Tebeos

No era un cómic propiamente dicho, pero importaba bien poco. No contaba ninguna historia, pero importaba bien poco. Se leía —es un decir— en menos que canta un gallo, pero importaba bien poco. Puesto en la tebeoteca no hay forma de saber qué es, pero importa bien poco. ¿Qué por qué importa bien poco? Fácil, porque lo que Alex Fito proponía con ‘Siempre pensando en TEBEOS’ es de una GENIALIDAD tan extrema que hay que desechar toda disquisición que vaya en contra de rendir pleitesía al artista y su maravilloso doble desplegable.

14. Tatuaje

Personaje fundamental de la literatura española durante la transición, los ochenta y los noventa, el detective creado por ese «periodista, novelista, poeta, ensayista, antólogo, prologuista, humorista, crítico, gastrónomo, culé y prolífico en general» que era Manuel Vázquez Montalbán llevaba décadas pidiendo a gritos que algún autor o autores avispados hincaran sus dientes en el tremendo potencial del personaje y lo trasladaran a viñetas de la misma manera que, en el pasado, Pepe Carvalho había encontrado acomodo en la gran pantalla. Finalmente, han sido Hernán Migoya y el gran Bartolomé Seguí los que, bajo el amparo de Norma, ha dado el paso al frente y han adaptado al inmortal personaje literario. Y qué paso, señores, qué inmenso paso: ‘Tatuaje’ es todo lo que podríamos haberle pedido a una adaptación al tebeo de la novela de Montalbán y un mucho más, y si el trabajo de Migoya reflejando el estilo cortante, ácido y rápido de los diálogos del desaparecido escritor nos hace creer que es éste el que ha poseído a su «sucesor», lo que encontramos en manos de Seguí es de otro planeta. El galardonado con el Premio Nacional del Cómic por ‘Las serpientes ciegas’ nos traslada de forma indefectible a la Barcelona de mediados de los años setenta, y sus viñetas, cargadas de precisión temporal, sirven de inesperada máquina del tiempo para que el lector vea reforzada la creencia de estar en la ciudad Condal de hace cuatro décadas. Retando de forma constante al que a ella se acerque a no perder el hilo en ningún momento, lo que resta esperar —y confiamos en que así sea— es que ‘Tatuaje’ no sea sino la primera de muchas adaptaciones por venir que ofrezcan la posibilidad última de alternar entre el Carvalho literario y el Carvalho aviñetado. Por soñar, que no quede…

15. Torpedo 1972

Si más arriba nos hacíamos eco de la forma en la que en su momento celebrábamos el regreso de los chavales de Paracuellos del Jarama, ¿qué decir del OTRO regreso del año? Tanto o más inesperado que el de la obra de Carlos Giménez, que Lucca Torellli haya despertado del sueño de los justos que llevaba casi tres décadas durmiendo fue doble motivo de júbilo por cuanto, primero, nos devolvía a un Enrique Sánchez Abulí por el que no parecen haber pasado los años. Inmutable pues en lo que se refiere a esos diálogos cargados de mala baba y doble sentido tan característicos del escritor, el segundo motivo de celebración recaía, qué duda cabe, en un Eduardo Risso que hace suyo al personaje y, aunque no evita que echemos en falta a Jordi Bernet, palía la ausencia con tremenda brillantez.

16. Ex Aequo: Graphicomic. A.H. Palacios: Épica y Corazón & De oficio: Ilustrador. Vicente Segrelles

Digámoslo claro y digámoslo con fuerza: hacen falta más libros como los dos que recogemos bajo este epígrafe. Mucha falta. A fin de cuentas, el mundo del cómic nunca se ha reducido a lo que uno saca de tal o cual lectura, sino a completar las mismas con información acerca del difícil proceso creativo, con poder asomarnos a páginas a medio ejecutar y con los datos biográficos de los nombres por los que sentimos pasión. Publicados ambos por Ponent Mon, tanto el volumen destinado al enorme Antonio Hernández Palacios como el que hace pocas semanas se ponía en circulación acercándose a la insigne figura de Vicente Segrelles —un libro sobre el que volveremos a hablar a la vuelta de las vacaciones navideñas— devienen en apasionantes e imprescindibles viajes a dos puntos cardinales de obligado peregrinaje si, como servidor, has bebido alguna vez los vientos por las capacidades de ambos artistas.

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