La adaptación de 'Riverworld' flota como el plomo

He tenido la desgracia de ver la *adaptación de ‘Riverworld’ que la cadena SyFy* ha realizado. La buena noticia es que ha quedado claro que esto no merece convertirse en serie regular, y suponemos que *se quedará en eso, en cutre-mini-serie*.

Tras ver el tráiler, ya expresé mi preocupación por las licencias que los guionistas se había permitido con *la saga de Philip José Farmer*. Me quedé muy corto… todos mis miedos se han cumplido, amén de muchas otras ocurrencias catastróficas que *terminan de hundir la serie por su propio peso*.

Decir que esto es un telefilme es insultar a obras como ‘Próxima parada: asesinato’ o ‘Plan perverso’, las bazofias con las que Antena 3 llena una tarde de sábado como la de hoy. *Manchar el nombre de Farmer no tiene perdón*.

Los dos episodios en los que se ha quedado este proyecto parecen *un grupo de escenas inconexas*, atadas entre sí muy débilmente, salvo en aquellos momentos en los que tenemos la sensación de estar viendo una y otra vez la misma escena. Los protagonistas inventados no aportan nada. Sir Richard Burton se convierte en un villano con un objetivo tan absurdo que no se sostiene. Y Juan Sin Tierra ha sido sustituido por, al parecer, alguien más famoso y carismático: Pizarro.

*A los éticos hay que echarles de comer aparte*. Pasan a ser pitufos del espacio que estorban más que otra cosa, y cuya función parece ser la de parar el tiempo, decirle una chorrada al protagonista, y que éste repita siempre la misma frase: «Quiero saber dónde está Jessie». Uno al final sólo quiere que la tal Jessie aparezca y se acabe el bodrio.

*Del argumento no puedo decir mucho*, ya que al no haber, poco se puede contar. Para colmo, lo más parecido que hay a una trama, está llena de momentos sin sentido, como ponerse a escalar una montaña porque sí, tan sólo porque interesa que para la siguiente escena estén en un sitio alto.

Porque esa es la sensación que queda al final, que la mayor parte de *las escenas son absurdas y las rodaron para justificar otras*. Oye, que en el siguiente trozo este actor no está, pues habrá que rodar cómo muere. Que de repente hay un barco, hum, pues decimos que todo el mundo ha resucitado hace años menos el prota. Y así.