Desde que vi por primera vez el trailer de Wanted, ya tenía claro que esta película no iba a ser muy fiel al homónimo cómic en la que se supone que está basada, obra del irreverente Mark Millar y J.G. Jones. Pero ahora, tras ver la película, debo decir, que no sólo se confirmaron completamente dichas sospechas, sino que además se confirmó la necesidad de que el director Timur Bekmambetov pase un tiempo encerrado y sea alimentado a base de pan y agua. Y es que tras aquel bodrio desmesurado que fue Los Guardianes de la Noche (y presumiblemente sus dos secuelas, las cuales no veré ni bajo amenaza de muerte), el señor Bekmambetov recibió fondos americanos para dar rienda suelta a su barbarie artística personal, los excesos.
Pero antes mostremos los antecedentes. El cómic original de Wanted nos presentaba al pobre Wesley Gibson, un muchacho que peca de buena persona y por lo tanto sufre los abusos de sus jefes y las broncas e infidelidades de su novia. Un buen día, a Gibson le revelan un gran secreto, su padre (recientemente fallecido) era considerado el mejor asesino del mundo, y ahora Wesley deberá aprender el oficio familiar y seguir los pasos de papi. ¿Hasta quí todo comprendido? Vale, pues ya podéis olvidar el resto del cómic porque esto es lo único que tiene en común con la película.