De todas las nuevas series anime que se presentaron este año, muy pocas levantaron mi interés. Bueno, en realidad estoy mintiendo, varias levantaron mi interés pero tenía poco tiempo para poder ver anime (aunque eso era antes). Pero si que hubo una serie, esta Tokyo Magnitude 8.0, que me llamó profundamente la atención.
Realmente no sé que es lo que me hizo fijarme fielmente sobre esta serie del estudio BONES (Soul Eater, Wolf’s Rain). Viendo simplemente su imagen promocional, una turba de gente corriendo despavorida mientras un enorme terremoto sacude la capital nipona, no podía sacar muchas pistas sobre que me iba a encontrar. Vuelvo a mentir, sí se lo que me iba a encontrar a priori, la enesima destrucción completa de Tokio (a la que todos conocemos como la ciudad cerilla), pero esta vez por un simple y natural terremoto.
Un terremoto, algo que puede ocurrir cualquier día y a la vez algo que raramente (de hecho no recuerdo ningún caso ahora mismo) se haya tratado el anime sin decoraciones esotéricas y fantásticas como la influencia de poderosas fuerzas mágicas y malignas, criaturas gigantescas y cabreadas cuyas kilométricas zancadas hacen temblar el suelo y cosas parecidas.