¡Toca recuperar la vena nostálgica, folks! La peli de los Wachowski sirvió para refrescar la memoria de los más despistados y para tratar de enganchar a las nuevas generaciones al peculiar universo automovilístico de Meteoro. Sin embargo, el mejor homenaje que se le podía hacer al personaje era recuperar el manga original que Tatsuo Yoshida dibujó a finales de los 60. Una labor que ha llevado a cabo la gente de Dolmen a través de dos tomos recopilatorios.
El manga de Yoshida tiene varias virtudes que vale la pena destacar frente a las limitaciones que tiene a ojos de lectores adultos una obra dirigida principalmente al público infantil. En primer lugar, las posibilidades que consigue exprimir de un género que a priori parece reducirse a ofrecer vertiginosas escenas de conducción y poca estima por la propia seguridad. Episodios como la carrera subterránea en territorio inca confirman que cualquier historia puede ser interesante si la aderezamos con generosas dosis de imaginación.
Los personajes también son otro punto a tener en cuenta, aunque me inclino más por los secundarios que por el propio Meteoro, que si bien cumple con el afán de superación que debe caracterizar a un héroe, tiene cierto deje mojigato que no termina de ganarse mi simpatía (por no hablar de sus pestañas retocadas con L’Oréal). En cambio, los pilotos a los que debe enfrentarse en sus diferentes aventuras, con El Piloto Enmascarado a la cabeza, aportan la chispa necesaria para que la historia no caiga en la repetición.