Dejémoslo claro: Los Exterminadores es una basura de serie. No sé muy bien qué puede pasar por la cabeza de su autor, Simon Oliver, para decidir que esto sería un buen cómic (o una buena serie de televisión, que es como estaba concebido el guión en un primer momento), pero parece más una idea divertida (sin más) que es imposible desarrollar que una sólida base.
Esto es como las películas que nada más verlas piensas: «si hubiera sido un corto, lo habría aguantado mejor». Porque Los exterminadores nace de un planteamiento extravagante (contar una historia sobre exterminadores de plagas) que pronto se aboca al vacío más absurdo.
Ni desarrollo de personajes ni historias con gancho ni tan siquiera una mezcla de referencias que, de puro extraña, acabe resultando en un refrito apetecible. Ya puestos a hacer cosas absurdas, es mejor llevarlas al límite y mezclar una especie de Canción triste de Hill Street (versión exterminadores de cucarachas) con Cuando ruge la marabunta se me antoja el momento perfecto para hacer el cómic más bizarro posible.