«Te veo…» – Neytiri
James Cameron lo ha vuelto a hacer. ‘Avatar’ es un golpe en la mesa con el que nos recuerda que George Lucas y Steven Spielberg no son más que aprendices comparado con él cuando de ciencia ficción se trata, y es que el director de ‘Abyss’, ‘Aliens’ y ‘Terminator 2’ aún tiene mucho que aportar a un género mancillado con demasiada frecuencia por un buen número de autores sin el menor atisbo de talento.
‘Avatar’ nos pone en la piel de Jake Sully (Sam Worthington en su mejor papel hasta la fecha), un veterano marine que quedó parapléjico tras caer herido en combate y que es enviado al planeta Pandora para ocupar el lugar de su difunto hermano. Su misión es la de ganarse la confianza de los Na’vi, una estilizada raza humanoide de tres metros de altura nativa del planeta, para convencerlos de que trasladen su principal asentamiento a otro lugar lejos de los intereses mineros de la compañía RDA. Para ello, Jake debe traspasar su consciencia a su avatar, un cuerpo creado utilizando una combinación de su propio ADN (el de su hermano en realidad, compatible con el suyo) y el de los Na’vi, que le permitirá caminar y respirar sobre la exuberante y frondosa superficie de Pandora como uno de ellos.
Por supuesto, los intereses de los Na’vi y la corporación minera son dificilmente reconciliables y la relación que empezará a mantener Jake con Neytiri, la hija del jefe de la tribu encargada de adiestrarle en su cultura y costumbres, le terminarán poniendo en una situación en la que tendrá que escoger entre los seres que ha aprendido a amar y comprender, y su propia especie, egoísta, ciega y cínica.