En 1953, la Universal lanzó a los cines It Came From Outer Space (Venidos/vinieron del espacio). La productora quería subirse al carro de la recién inaugurada edad de oro en la ciencia ficción más clásica, que ya había visto títulos tan apasionantes como Ultimátum a la tierra. Por ello, encargó a Ray Bradbury que escribiera una adaptación de un cuento corto para que luego Harry Essex y Jack Arnold, a la postre director del film, le dieran los retoques definitivos.
Venidos del espacio mantiene, a día de hoy, un planteamiento escrito rotundo y sigue resultando una delicia. En plena guerra fría, el afamado escritor prefirió saltarse el tópico del enfrentamiento y trazó una notable alegoría sobre la paranoia reinante en su entorno y las desastrosas consecuencias que podría tener. Mientras el cine se enfrenta al clima de delación y sospecha propiciado por el Mccarthismo, Bradbury, como otros escritores de ciencia ficción, aprovechaban las películas del género para atacar esa mentalidad.
ATENCIÓN: PUEDE HABER SPOILERS
Sin embargo, y esto es lo sorprendente, la decisión final del argumento de la película fue del estudio. Bradbury les había entregado dos tramas, una con extraterrestres buenos y otra con malos, y la propia Universal decidió quedarse con la primera. Todo un acierto al que, además, contribuiría el equipo técnico para hacer maravillas con un presupuesto más bien escaso. Gracias a ellos, Venidos del espacio mantiene hoy su vigencia, pese a que el paso de los años haya hecho envejecer sus aspectos técnicos,
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