Primero oscuridad, luego calma. Así comienza la historia de Teru, nuestro protagonista, cuando despierta en mitad de la nada. En la lejanía se escucha el sonido de una radio, y al irse habituando a la oscuridad que le rodea descubre que se encuentra en el dantesco escenario de un accidente de tren. Todos a su alrededor están muertos y al ver que nadie responde a sus gritos de socorro intenta hacer memoria.
Su último recuerdo antes de que todo se sumiese en tinieblas es que volvía en un shinkansen (tren bala) junto con el resto de compañeros de clase del viaje de fin de curso a Kyoto. Acababa de pedirle un CD a un amigo cuando volviendo a su asiento pudo ver algo asombroso por la ventana, un increíble y cegador resplandor. Justo en ese momento, el tren entró en un túnel y acto seguido se produjo un fuerte choque.
Lentamente, Teru retorna al momento actual intentando librarse de los restos de asientos y demás despojos que lo mantienen atrapado. Lo logra, pero tropieza con el cuerpo inmóvil de su amigo. Tras recorrer varios vagones se da cuenta de que él parece ser el único superviviente. «Están todos muertos» piensa. Sale del tren esperando encontrar la salida del túnel pero su pesadilla está lejos de terminar, varias secciones se han derrumbado y los dos extremos están cubiertos por los escombros.
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