Hace unos meses una publicación arrasó en las redes sociales y medios especializados. Se autoproclamaba como un fanzine, pero tanto la edición que se gastaba como los autores que colaboraban estaban muy por encima de las posibilidades de cualquier fanzine. Esto causó bastante polémica entre los fanzineros españoles, que no terminaban de ver con buenos ojos que una publicación con tantos medios subiera tan a lo bestia el listón.
Hoy día todo el mundo puede autoeditarse. Si juntas a un buen número de profesionales (y muy buenos profesionales) del humor gráfico y a algunos expertos en el funcionamiento del mercado editorial, tendrás una publicación superior a muchas de las publicaciones de las «grandes editoriales». Claro está, los humildes fanzineros del país se quejarón de que a esta magnifica obra le llamasen fanzine.