Los aficionados más veteranos quizás recuerden que hubo una época en la que DC le mojaba la oreja a Marvel con cada nuevo proyecto editorial que aparecía con su firma. El formato prestigio (aquel cuadernillo con portadas de cartón y páginas de mejor calidad que los comic books mensuales) le estaba dando muy buenos resultados con obras como ‘La broma asesina’ o ‘El regreso del caballero oscuro’ y La Casa de las Ideas no podía ser menos si no quería quedarse atrás y dejar de sacarle provecho a un formato claramente en alza. Dicho y hecho, ‘Nick Furia vs. SHIELD‘ era una realidad.
La nueva línea se abría con el debut del grupo superheroico Excalibur en un prestigio de esos difíciles de olvidar, y poco después le tocaba el turno a una historia de clasificación más adulta. Como venía siendo habitual en Marvel, cuando se quería imprimir cierta seriedad noir a un guión era inevitable contar con la organización de espías más famosa de todo el noveno arte, SHIELD, y para terminar de redondear los seis números que conformaron la serie, el cabecilla de dicha organización, Nick Furia, se vería traicionado por sus compañeros.