Pocos sitios rezuman tanta historia como Toledo, y como todos hemos aprendido en el colegio (y seguramente nos han recordado en alguna visita guiada) su apelativo más famoso es «la ciudad de las tres culturas». A la musulmana, judía y cristiana ha querido sumarse durante el fin de semana del 22 y 23 de abril la nipona bajo el nombre de Toledo Matsuri.
Matsuri en japonés significa festival y a todo aquel que sea mínimamente aficionado al manga o el anime le suenan esas celebraciones asociadas a los cambios de estación, especialmente los de verano, en los que no faltan casetas con atracciones, juegos, comida y un largo etcétera, esos en los que los protagonistas dan rienda suelta a sus sentimientos y si es con fuegos artificiales mejor. Este matsuri toledano ha abogado por este espíritu en su planteamiento y distribución así como en su decoración de banderolas y farolillos.
Dividido en diversas áreas, en el se ha podido encontrar un área dedicada a juegos con lecciones de esgrima con sable láser, juegos de mesa y videojuegos retro y también otra con food trucks en la que a además de degustar especialidades japonesas (quizás menos de las que podríamos esperar en una cita de este tipo) y españolas no faltaba un escenario con música y otros espectáculos. Pero en lo respectivo al mundo del ocio nipón a éste estaban destinadas tanto una serie de casetas en las que comprar mangas, libros y toda clase de merchandising, sobre todo funko pop, figuras y peluches, e incluso material de dibujo, entre las que podíamos encontrar una de la sucursal de Generación X que abrirá próximamente sus puertas en Toledo capital, como todo un pabellón en el que adquirir la obra de artistas, desde prints a amigurumis o llaveros.
Y por supuesto siendo Toledo no faltaba una sección de forja y una caseta en la que admirar y hasta llevarse a casa katanas y reproducciones de armas célebres. Por no faltar hasta había la posibilidad de leer la suerte de uno y en caso de ser adversa incluso conjurarla en plena tradición de los festivales japoneses, en el mismo stand dónde se podían conseguir artículos de recuerdo como tazas, sudaderas o amuletos. No se puede decir que en este evento haya faltado variedad. Los puestos, talleres y su exposición de origami en la que destacaban los de tema Pokémon son buena muestra. Pero a pesar de su buena organización y el buen trabajo de sus voluntarios estamos todavía ante una propuesta pequeña, lejos de los grandes Japan Weekends y Salones del manga que podemos disfrutar en otras partes de nuestra geografía y a los que muchos ya nos hemos acostumbrado..
Sin embargo, no se puede negar su gran poder de convocatoria, generando grandes colas. Tras unos años en los que el fenómeno del manga y el anime han crecido exponencialmente gracias en parte al gran número de personas que se han aficionado durante la pandemia, ferias como este Toledo Matsuri son cada vez más habituales. Muchos, y más teniendo en cuenta el valor que se ha dado en esta cita al cosplay, decidieron además venir disfrazados y entre los ya habituales dinosaurios y visitantes con cinta narutiana, se podía comprobar que las series más populares siguen siendo ‘Guardianes de la noche‘ y ‘Chainsaw Man‘.
Toledo Matsuri resulta una atractiva propuesta pero todavía le queda mucho por crecer. Con una presentación poco habitual frente al más común pabellón aumenta esa sensación de festival a la que invita su nombre aunque se echa de menos un mayor número de puestos y casetas, lo que imagino se subsanará en futuras ediciones, algo a lo que parece invitar el gran número de público asistente. Después de todo este sólo ha sido el primero, y esperemos haya llegado aquí para quedarse. Bienvenido Toledo Matsuri.
