A estas alturas seguro que conocéis la noticia: Chibisland, el primer salón del manga de Palma de Mallorca y las Islas Baleares que debía haberse celebrado este fin de semana, ha terminado convirtiéndose en una serie de catastróficas desdichas de las que pocos han escapado bien parados.
Todo comenzó con un cambio poco afortunado que desplazó el lugar del evento del interior del Palma Arena (ocupado por otro acontecimiento de mayor calado) a sus terrazas exteriores, cubiertas tan solo de forma parcial. Allí, los expositores quedaron a merced de una “inesperada” lluvia que convirtió el lugar en un caos ocasionando pérdidas de cuantía diversa a tiendas y asociaciones que veían atónitas como el agua arrasaba con todo el material. Con las puertas aún cerradas, la organización, capitaneada a duras penas por tan solo un par de personas (de las tres que componen la asociación Saiki), anuncia a los asistentes que retrasarán su apertura mientras reubican el evento en la planta inferior. La mitad de las tiendas, incluida Norma Cómics e Imágenes Cómics, deciden poner pies en polvorosa ahora que aún tienen algo que salvar, mientras que el resto, integrado esencialmente por Arcade Rebirth, Konoha no Merchan, Black Ai y Brigada SOS empiezan a mover los bártulos de sitio aún esperanzados en recuperar algo de dinero cuando el evento arranque por fin.
Pero este momento no llega. Saiki, desbordada por los acontecimientos, cancela Chibisland y abandona el lugar sin dar más explicaciones que una escueta nota en su página web (publicada horas después de desaparecer) ni ofrecer ningún soporte a los stands que quedan. Con la cara partida y aún en estado de shock, cuatro miembros de Arcade Rebirth se lanzan a hablar con la gerencia de Palma Arena para continuar con el evento por su cuenta y riesgo. Así lo hacen y aún sin disponer de un programa de actividades, comienzan a recibir al publico arrastrando cierta división de opiniones entre los nuevos e improvisados organizadores formados por los “supervivientes” del temporal. El día termina mejor de lo que cabía esperar, demostrando que la afición estaba deseando la llegada de un evento donde congregarse en las islas.
Haciendo planes para el día siguiente, las cosas no pintan del todo mal. Eso claro está, si olvidamos que estamos ante una quincena de voces que entremezclan cuestiones como si cobrar o no por la entrada, comer pizza o chino con el dinero que ganen, o denunciar a todo bicho viviente que diga tener algo que ver con Saiki. Como queda patente en el vídeo grabado por Studio Kat (quienes también ofrecen una narración más detallada de todo el asunto), un Salón no se organiza en unas horas, ni en unos días y difícilmente en unas semanas, pero cuando no queda más remedio y hay dinero de por medio (el temor a perderlo para ser más exactos) se pueden llegar a obrar milagros… siempre y cuando no aparezca una pareja de la Policía preguntando por los responsables. Los nervios hicieron el resto y aunque al parecer tan solo se trataba de una ¿desproporcionada? actuación de Norma Comics (la tienda donde se vendían las entradas del evento original) que pretendía evitar la utilización de las entradas para poder realizar la devolución del dinero a sus compradores, la histeria corría boca a boca bajo el grito de “¡Nos han denunciado!”. Concluyendo esta historia de terror, los chicos de Arcade Rebirth comenten el último error del fin de semana: reunirse de nuevo con la gerencia del Palma Arena para solicitar un documento donde los nombren como responsables del evento. La conversación se sale de madre y el resultado no es otro que la decisión de la gerencia de poner de patitas en la calle a todo el mundo.
Además de la detallada narración de Kat, el ingenuo comunicado de prensa de Saiki, las aclaraciones de la propia Norma Comics de Palma de Mallorca y la repercusión en medios como el Diario de Mallorca, Última Hora o la sección cultural de El Mundo (según cuentan en Ramen para Dos), los foros y blogs de manganime de media España son una olla hirviendo de opiniones para todos los gustos. ¿La mía? La pasión por una afición es estupenda pero organizar un evento serio requiere de mucho más que buenas intenciones. Es imprescindible tener los pies muy bien puestos sobre la Tierra, asumir una responsabilidad tremenda, planificar hasta el último detalle con una endiablada seriedad y, sobre todo, contar con un buen número de colaboradores en los que poder delegar y confiar. Los sueños son maravillosos, pero simplemente soñando no se organizan salones y ahora los mallorquines tendrán que despedirse de cualquier esperanza de celebrar un nuevo evento hasta nuevo aviso. Las instituciones públicas suelen olvidar cada cuatro años pero las empresas privadas se lo pensarán mucho antes de volverse a jugar los euros.
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