Spartacus: Un Juego de Sangre y Traición (y no es que lo diga yo, es que se llama así) fue una de las sorpresas del año pasado en el panorama lúdico. Nadie suele esperar demasiado de este tipo de licencias, y el que viniese firmado por un trío de desconocidos, Aaron Dill, John Kovaleski y Sean Sweigart tampoco ayudaba. Quien iba a imaginar que en lugar de un producto genérico con la temática pegada encima nos encontraríamos con una interesante fusión de mecánicas, componentes de primera calidad y todo el sabor de la serie de Starz.
Esto es, desde las intrigas que tienen lugar fuera de las paredes del coliseo al negocio de la compraventa de gladiadores, esclavos, guardias y equipo, y finalmente, como no podía ser de otro modo, el baño de sangre y decapitaciones de la arena. Todo ello con el noble objetivo de convertirnos en la casa más influyente de Capua.
Una interesante fusión de mecánicas, componentes de primera calidad y todo el sabor de la serie de Starz
El juego se compone de tres fases, cuatro contando la de mantenimiento, cada una con una serie de mecánicas bien diferenciadas que se mueven sin pudor a lo largo y ancho de todo el espectro lúdico: desde la gestión de mano y subastas más propios de un eurogame al festival de dados que requiere todo ameritrash que se precie.
La primera de ellas es la Fase de Intriga, en la que los jugadores, los Dominus, trazan sus planes jugando cartas de conspiración para ganar oro e influencia o arrebatársela a sus rivales. Cada carta tiene unos requisitos de influencia que quizás no seamos capaces de cumplir por nosotros solos así que, siempre sin enseñarlas, podremos buscar alianzas para sumar la influencia de otras casas sirviéndonos de promesas o sobornos. Cuidado, ninguna regla impide la traición.
A continuación pasamos a la Fase de Mercado, el momento perfecto para comprar, vender e intercambiar cartas con la banca y otros jugadores justo antes de celebrar una buena subasta con pujas ocultas. ¿Os gustan las subastas? Pues vamos a por otra, esta vez para determinar quién será el anfitrión de los juegos en la arena.
El combate es un punto notable y central en la experiencia que aporta Spartacus: Un Juego de Sangre y Traición
Y es que sí, la última fase es la Arena. El anfitrión gana automáticamente influencia por tal honor, y además, invita a dos casas a participar en los juegos. Rechazar la invitación es una deshora y es totalmente válido elegirse a uno mismo si estás convencido de que tu gladiadores tan solo saborearán la victoria.
El combate es un punto notable y central en la experiencia que aporta Spartacus: Un Juego de Sangre y Traición. El sistema se basa en una serie de atributos (ataque, defensa y velocidad -movimiento-) que nos proporcionan tantos dados como su valor y que son nuestras armas mientras alternamos movimiento y ataque. El agresor lanza sus dados de ataque, mientras que el gladiador contrario hace lo propio con su defensa. Se alinean los dados ordenándolos de mayor a menor y se compara cada resultado. Todo dado de ataque que supere a uno de defensa causa una herida, cada herida, resta un dado a uno de los atributos a elección de quien la sufre.
Un gladiador curtido parte con una buena ventaja, pero la suerte puede jugar malas pasadas, garantizando que la victoria o derrota nunca estén predeterminadas. Las apuestas añaden emoción a la fórmula haciendo que esta fase resulte divertida incluso aunque tu casa no sea invitada a la arena. Y es que antes de que se derrame la primera sangre, todos podrán hacer sus cábalas para apostar hasta tres monedas de oro a la victoria de uno de los gladiadores o incluso si el combate concluirá en decapitación.
Conclusión
Si no teméis a las puñaladas, si os reís con el sufrimiento y sabéis separar el futuro de vuestra amistad o relación de pareja de lo que ocurre en la mesa, entonces definitivamente os recomiendo Spartacus. Añadiría un requisito adicional, ser mayor de edad, pero dejaré eso a vuestro buen juicio.
Encontraréis un juego intenso, con reglas suficientemente claras como para aprenderse mientras se juega una primera ronda pero también con profundidad de sobra para que los veteranos encuentren satisfactoria la experiencia. Si os gustó el también recomendable Battlestar Galactica, entonces Spartacus: Un juego de sangre y traición será otro gran añadido a vuestra colección.
Expansiones
El éxito del juego le ha valido una expansión, Las Serpientes y el Lobo, también publicada en español por Devir, que añade dos nuevas casas para ampliar el número de jugadores hasta seis, nuevas cartas de mercado, miniaturas y reglas para (épicas) luchas a cuatro gladiadores. Una segunda expansión, La Sombra de la Muerte, se lanzará en inglés estas navidades con la casa del magistrado Calavius, nuevas versiones de Spartacus, Crixus y Theokoles con sus respectivas miniaturas, y reglas de Festivales, eventos para honrar a los caprichosos dioses romanos.
Dentro de la caja
Spartacus: Un juego de sangre y traición (2013)
- Autores: Aaron Dill, John Kovaleski y Sean Sweigart
- Ilustración: Charles Woods
- Editorial: Gale Force Nine / Devir
- Edad: 14+
- Duración: 150 minutos
- Jugadores: 3-4
- Precio: 31,5 euros en Zacatrus!
- Increíblemente temático. Si has visto la serie lo disfrutarás por todo lo grande, y sino… un momento, ¡¿ni tan siquiera la primera temporada?!
- Interesante combinación de mecánicas con buena interacción entre los jugadores y sin apenas tiempos muertos.
- La polla de Júpiter.
Lo bueno
- Su duración. Las partidas tienden a alargarse a causa del clásico acoso y derribo de todos los jugadores a aquel que se atreva a sobresalir. Y no es que te aburras, pero alcanzar la victoria puede llegar a ser realmente frustrante.
Lo malo
Sitio oficial Spartacus
¿qué fundas recomiendan para las cartas?, estoy viendo entre el pack de 100 de mayday Standar size (MDG-7041) las verdes o las mayday «Almost-A-Penny» (MDG-7105), son las dos opciones que tengo en mi país, las primeras son solo 0.75 centavos un poco mas caras, pero me gustaría saber que tal es la calidad de las «Almost-A-Penny»