'Wollodrin', épica a medio gas

Es recurrente en esta vida que llevamos los coleccionistas el caer rendido ante una propuesta firmada por un autor o una pareja de autores y, ante el genio en ella desplegado, comenzar a buscar como sabueso, todo aquello que hayan llevado a cabo con anterioridad en un esfuerzo que responde a que nunca tenemos suficiente —ni remedio, tampoco tenemos remedio, pero eso, si acaso, lo dejamos para otro día—. El caso es que, después de que ‘Arturo‘ nos sorprendiera considerablemente y de que, poco a poco, ‘Las 5 Tierras’ se haya hecho un hueco entre nuestros títulos europeos favoritos de los últimos años, ya íbamos camino de empezar a explorar las tierras al otro lado de los Pirineos en busca de lo que fuera que David Chauvel —guionista de ‘Arturo’— y Jérôme Lereculey —dibujante de ambas cabeceras— cuando Yermo nos sorprendió con el anuncio de esta ‘Wollodrin’ que hoy ocupa nuestro tiempo, una aventura de fantasía que, a priori, se nos antojaba como el cruce entre un derivado más de los esquemas de ‘El Señor de los Anillos’ y las intrigas palaciegas que tan bien se han llegado a depurar en el universo que rodea a los animales antropomorfizados que habitan Angleón.

Y no nos equivocábamos mucho: lo que ‘Wollodrin‘ ofrece sigue a un grupo variopinto de héroes que, unidos a su pesar, tendrán como misión común rescatar a una princesa que ha sido raptada por un orco. Hasta ahí, nada que, por ejemplo, no lleve incontables siglos en nuestra cultura de mano de Homero. Introduciendo muchos giros —acaso demasiados puesto que, más de uno y de dos resultan de lo más predecibles— y una acción que, puntualmente, es espectacular gracias a la magia que Lereculey es capaz de desplegar con sus lápices, los autores convierten a ‘Wollodrin’ en un extraño híbrido entre ‘La Iliada’, ‘Juego de Tronos’ y la seminal obra de Tolkien. A veces no termina de funcionar, ya por su previsibilidad, ya porque hay diálogos que no llevan a ninguna parte; pero en términos generales, y aunque se encuentre muy por debajo de cualquiera de los otros dos tebeos citados, este álbum es el complemento perfecto a ambos y, por supuesto, una pieza que no puede faltar en la tebeoteca de cualquiera que, como nosotros, haya caído bajo el irresistible influjo de los franceses…ya trabajen juntos, o por separado.