Decía hace dos días en la reseña que le hice a ‘El hombre al que no le gustaban las armas de fuego’ que los tres volúmenes de ‘Alim el curtidor’ supusieron un doble descubrimiento tanto por lo que Wilfred Lupano ponía en jaque con sus guiones como por aquello que ofrecía la serie desde el punto de vista gráfico de mano de Virginie Augustin, una dibujante soberbia que capturaba con inusitada energía y colorido lo que de imaginativo había en el trabajo de su compañero traduciéndolo en unas viñetas fantásticas desde cualquier punto de vista que quiera considerarse.
Decía también entonces que no íbamos a tardar en volver a hablar de la artista francesa puesto que ya tenía en la recámara preparada la lectura de este ‘Whaligöe’, una historia cocinada por Yann (guionista de innumerables títulos al otro lado de los Pirineos, desde álbumes de ‘Spirou’ a soberbias lecturas como ‘Mezek’ o ‘El piloto del Edelweiss’ pasando por la serie de ‘La juventud de Thorgal’) mediante la fusión de diversos elementos a la que Augustin pone todo su talento para concretar un trabajo soberbio que en nada desmerece a la gran opinión que este lector se había forjado sobre ella por obra y gracia de la citada ‘Alim’: las páginas de ‘Whaligöe’ esconden así la misma gracilidad en la narración, el mismo carisma en el trazo e igual encanto en la utilización de la paleta de colores, cautivando desde la primera página la dibujante con su capacidad para capturar ese ambiente romántico en el que se envuelve la acción ideada por Yann.
Homenaje nada velado a las novelas de las hermanas Bronte y, en general, al espíritu romántico decimonónico que tanta relevancia tuvo en literatura y pintura (de hecho, salvando las distancias, parece que en cualquier momento vaya a aparecer en alguna de las viñetas una evocación a Turner), la historia de ‘Whaligöe’ es de esas protagonizadas por personajes al borde de sus sentimientos que, inmersos en un ambiente enrarecido en el que lo natural y lo sobrenatural se dan la mano, parecen movidos por unos hilos invisibles plenos en fatalidad. Quizás no sea todo lo original que podría haber llegado a ser, pero el relato cumple su función, mantiene intrigado al lector y, por supuesto, sirve como excusa para poder recrearse en la belleza plástica de las planchas de Augustin, y ya sólo por eso vale la pena acercarse al álbum.
Whaligöe
- Autores: Yann y Virginie Augustin
- Editorial: Yermo ediciones
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas:96 páginas
- Precio: 22 euros