A lo largo de las tres últimas décadas, la presencia de Mark Waid en mi personal devenir lector ha sido una constante que siempre he agradecido sobremanera: desde aquella primera toma de contacto con las formas del guionista en su maravillosa etapa en ‘Flash‘, pasando por el legendario ‘Kingdom Come‘ o aquella fabulosa propuesta que fueron sus ‘Cuatro Fantásticos‘, hasta llegar, en tiempos más recientes, a su magistral estancia en ‘Daredevil‘, sus magníficas incursiones en ‘Black Widow’ o ‘Capitán América‘ o, tocando ya lo último que le hemos leído por estos lares, su espléndido trabajo a bordo de ‘Doctor Extraño‘…Waid siempre es garante de entretenimiento a manos llenas y de un tono de alegría perpetua que celebra, como mandan los cánones, el tebeo de superhéroes en toda su amplitud de concepto. Una celebración que siempre está plagada de una luz especial y muy reconocible y que, cuando el guionista desembarca en esta encarnación de ‘Los Vengadores‘, se hace especialmente tangible en la manera en la que es capaz de renovar, hasta cierto punto, la savia de la veterana colección marvelita.
Para conseguirlo, Waid echa mano de un recurso que, a todas luces, funciona a las mil maravillas: generar una alineación del grupo de superhéroes que partiendo de la idea de la heterogeneidad de la que siempre han hecho gala los héroes más poderosos de la Tierra, se haga aún más fuerte en ella gracias a un escalón de edad considerable entre una mitad y otra de la agrupación. De una parte, pues, tenemos a veteranos consolidados como Iron Man, Visión, Thor —el Thor que en ese momento era Jane Foster, para añadir aún más salsa al asunto— o el Capitán América —que en ese momento era Sam Wilson—. De la otra, Waid echa mano de personajes con los que después construirá su simpatiquísima ‘Campeones‘, y la frescura que al proyecto añaden Kamala Khan, Miles Morales y Sam Alexander es incuestionable cuando uno atiende al choque generacional que tanto juego da en manos de un Waid que, sabiendo los elementos que tiene para jugar, no se arredra en echar mano de ellos y en que sus jóvenes quieran ser más adultos de lo que son y sus adultos se echen las manos a la cabeza por la aparente despreocupación con la que actúan los jóvenes.
La sinergia que ese juego genera, unido a tirar de villanos de siempre com Kang o de nuevo acuño como la joven que construye una realidad de bolsillo, conforman el telón de fondo perfecto para unas aventuras que, marcadas en cierto modo por el desenfado, se encargan de principio a fin de cumplir la máxima de entretener al lector sin que este tenga que invertir demasiadas neuronas en entresacar significados ocultos, segundas lecturas o vaya usted a saber qué. Y, cuidado, aunque pudiera parecer que señalar esto es sacar a relucir las peores vergüenzas del trabajo de Waid creo, antes bien, que esas son precisamente sus mayores virtudes. Unas virtudes que se ensalzan gracias a los magníficos lápices de Adam Kubert y Mahmud Asrar —aunque me encanta, siempre lo ha hecho, el primero, no puedo evitar apuntar al segundo como lo mejor que ofrece este primer año de Waid a bordo de la cabecera por cuanto, más que el pequeño de los Kubert, es el que mejor refleja la «alegría» que impregna a la colección— y que conforman, quizá no uno de los mejores ejemplos de hasta donde pueden llegar ‘Los Vengadores’ pero sí uno de los más luminosos, entretenidos y divertidos que nos hemos echado a la cara. ‘Nuff said!!!!
Vengadores. Los siete magníficos
- Autores: Mark Waid, Adam Kubert y Mahmud Asrar
- Editorial:Panini
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 336 páginas
- Precio:35 euros