‘Una laowai en Shanghai’, aventuras y desventuras de una española en China

Hace poco más de un año, vertíamos por estas líneas nuestras reflexiones sobre ‘El futuro es brillante‘, primer volumen que Astiberri le publicaba a Elisa Riera recopilando el trabajo que la barcelonesa había presentado previamente en forma de web cómic: hilarante y muy, pero que muy honesto, la exposición de las muchas idas y venidas de la artista en ese peculiar —ejem, eufemismo— microcosmos que es Tinder daban para bastantes risas y, al menos en el caso de este redactor, asomarse a un terreno completamente desconocido.

Como decía, ha pasado algo más de un año, y los chicos de Bilbao vuelven a la carga con un nuevo tomo firmado por Riera que, en esta ocasión, vuelca su interés narrativo en acercarnos a su otra vertiente profesional: la de consultora de moda para compañías de diseño de ropa chinas. Una profesión que la obliga a estar en perpetuo y oscilante movimiento entre España y «la fábrica del mundo» y que, para aquellos que no tenemos mucha afinidad con la compleja personalidad del gigante asiático, supone todo un manual de descubrimiento de algunas de las incontables y «peculiares» idiosincrasias de tan extendida cultura.

Haciendo gala de la misma cruda honestidad y del mismo desternillante humor que ya demostraba atesorar en ‘El futuro es brillante’, Riera narra con ritmo alegre y despreocupado las incontables anécdotas que un día cualquiera en China se agolpan en el cuaderno de un occidental: y aquí hay para todos los gustos, desde gastronomía hasta relaciones amorosas pasando por «lostintranslationadas«, ciudades que crecen desmesuradamente de un mes para otro, o rituales con mascarillas y miradas de culo. Pero tras toda esa miriada de curiosidades, hay una clara voluntad por parte de la artista de que su trabajo sirva, en cierto modo, como manual de introducción y apreciación de una cultura que, sí, nos podrá parecer distante y lejana, pero es una con la que, lo queramos o no, las nuevas generaciones ya conviven a diario en esa representación en miniatura de nuestra sociedad global que son las aulas de la mayoría de colegios — públicos, concertados o privados— de nuestro país.