Con la inmensa cantidad de títulos que a ambos lados del charco han abonado el género en los últimos tiempos —en unos días hablaremos de un álbum de factura española y de la conclusión de una serie estadounidense— no sería descabellado pensar en la dificultad extrema que a estas alturas debería suponer encontrar un cómic de género negro que sorprendiera, y sorprendiera de verdad, por la solidez de sus planteamientos y por conseguir lo que siempre han hecho las mejores obras del noir en literatura, cine o cómic: agarrar por las gónadas al espectador o lector en los primeros minutos o páginas de su recorrido para no soltarlo hasta la conclusión.
Que Fabien Nury y Brüno consiguieran tal hazaña con el primer volumen de ‘Tyler Cross’ —mezclándola con tintes de espectacular western— ya era objeto de nuestras mayores alabanzas hace poco más de un año. Que ahora superen dicho logro y nos ofrezcan una de las mejores historias del género que se han podido leer en el medio en mucho tiempo consigue que ‘Angola’ se gane a pulso una plaza en la inminente selección de lo mejor que 2015 nos habrá ofrecido durante sus doce meses.
Y es que, ya sea en términos de adhesión a los múltiples y variados patrones que podrían llegar a conformar el noir, ya en aquello que podría mirar con ojos más tiernos a la aventura sin más, ‘Tyler Cross. Angola’ es un perpetuo vehículo para el asombro. Un asombro que se deriva a partes iguales ya de la capacidad de Fabien Nury para construir un relato que evoque a las grandes piezas del género y sea al mismo tiempo novedoso, ya de la de Brüno para, con la característica y engañosa simpleza de su trazo, dejarnos una y otra vez atónitos con la potencia y solidez a prueba de bombas de su narrativa.
La desnudez de superfluos ornatos en el trabajo del dibujante, que queda reforzada por esa limitada y plana paleta de colores en la que se mueve Laurence Croix, es sin duda alguna el mejor valor con el que ‘Tyler Cross’ se gana al lector desde su primera página, permitiendo la sencillez de formas que el artista que entremos sin remisión al constante juego que se plantea desde los afilados diálogos y las enervantes situaciones que Nury va desplegando a lo largo de las páginas del volumen.
Siempre en perpetuo movimiento, no hay en ellas lugar para tiempos muertos o reflexiones que no vendrían a cuento: forjado ya en incontables títulos, Nury sabe lo que tiene entre manos —no en vano es el escritor detrás de esa OBRA MAESTRA que fueron los tres volúmenes en los que Norma recogió los seis álbumes de ‘Érase una vez en Francia’— y ofrece un recital inagotable de personajes al límite encabezados, por supuesto, por ese criminal de carisma inabarcable que es su rudo protagonista; un Tyler Cross del que el escritor desvela algún que otro dato más —sorprende, y cómo, al edad que se le atribuye al gángster— y que aquí irá a la cárcel de Angola, un penal del bayou que recuerda poderosamente a la isla de la Guyana Francesa donde estuvo recluido Henry Charriere.
Con dicha referencia en mente, y otras que aludirán sin remedio a ese puntal cinematográfico —del género y la historia del séptimo arte— que es ‘Cayo Largo’, queda claro que acercarse a ‘Tyler Cross. Angola’ es hacerlo a un cómic que debería convertirse por derecho —si es que no lo ha hecho ya— en cita inexcusable de los lectores de cómics. Pocas historias podrán encontrar como ésta que contenga tanto en un envoltorio ilustrado de forma tan espléndida y sólida y editado con la precisión y el buen hacer al que nos tienen (mal)acostumbrados los chicos de Dib-buks. Por supuesto, huelga preguntar que, ¿para cuándo la tercera parte?
Tyler Cross. Angola
- Autores: Fabien Nury & Brüno
- Editorial: Dib-buks
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 112 páginas
- Precio: 17,10 euros en