Sé que el símil es bastante burdo pero, si lo he elegido, es por lo inmediatamente ilustrativo del mismo: igual que no podríamos entender de manera completa y en toda su complejidad ‘Vengadores: Infinity War’ sin haber visto antes las 17 películas que conforman el Universo Marvel Cinematográfico; resulta de todo punto imposible comprender la 2ª Guerra Mundial sin antes aprehenderse de todo aquello que llevó a Alemania a pasar de país que servía como bastión de la libertad y la cultura moderna de la vieja Europa a ser el pozo de maldad, totalitarismo y mezquindad extrema que, de haber discurrido la contienda de otra manera, habría oscurecido la historia de la humanidad mucho más allá de lo que ya lo hizo en aquellos seis aciagos años.
Tan apasionante pues como el lapso de tiempo que discurrió entre 1939 y 1945, el periodo entreguerras es una época del pasado siglo a la que siempre resulta tremendamente fascinante acercarse por cuanto en él comienzan a ararse en Alemania —y en Japón, aunque basándose en otros términos— los surcos, los profundos surcos, en los que Hitler y el nacionalsocialismo irán sembrando el odio racial y el espíritu de supremacia de ese supuesto Reich milenario que intentó someter al viejo mundo bajo una bota que marchaba a paso de ganso.
Y es en esta época, en la llamada República de Weimar —que abarcó desde el final de la 1ª Guerra Mundial en 1918 hasta 1933, momento en que diversos acontecimientos, entre ellos la aplastante victoria del nacionalsocialismo en las elecciones generales y la quema del Reichstag, dan por sepultado el instante de mayor creatividad e innovación de la cultura alemana hasta aquél momento— donde Jason Lutes comenzó hace 22 años a trazar la que apuntaba a alzarse como su obra más compleja y ha terminado convirtiéndose, por méritos propios, en una de las lecturas más complejas e importantes que se hayan publicado en Estados Unidos en las dos últimas décadas.
Porque, y es una primera apreciación imprescindible, la trilogía de ‘Berlín’ a la que Astiberri ponía conclusión a principios de mes con la publicación de su esperadísimo tercer volumen, no es una lectura fácil. De hecho, echando la vista atrás, cabe afirmar que es esta última entrega la que más asequible se hace considerando lo que sus dos predecesoras ofrecían al lector que a ellas se aproximara: hablando en términos muy, muy generales —que sin duda, no harán justicia a lo que nos proponen sus páginas— la profusión de personajes, de diferentes líneas argumentales entrelazadas entre sí y la abundancia de diálogos que transmiten una miriada de reflexiones acerca de los anhelos, miedos y maneras de pensar de las gentes de la época, conforman un entramado que, al menos en lo que a este redactor respecta, empujaba una y otra vez durante la lectura del primer volumen a abandonarlo.
Sabedor por amigos tebeoadictos de que no era una percepción personal e intransferible, son la persistencia y el no dejarse vencer por lo que ‘Berlín’ postula en sus compases iniciales —largos compases iniciales—, argumentos fundamentales para que el trabajo de Lutes termine abriéndose ante el lector como lo que realmente es: una obra maestra del noveno arte y, casi me atrevería a decir, una de las más relevantes aproximaciones que se haya hecho jamás hacia tan importante instante en la historia de la humanidad.
Imprescindible para poder apercibirse de este talante es realizar la lectura de sus tres volúmenes de manera continuada, no confiando en aquella aproximación pretérita que hicimos hace años al segundo, o hace aún más años al primero. No; si queremos que ‘Berlín’ no se nos muestre esquiva y confusa —como sin duda pasará de abordar el tercer volumen sin haber releído los otros dos— es estrictamente necesario encontrarse con Kurt y Marthe y, por supuesto, con el amplio resto de personajes que configuran el intrincado tapiz que teje Lutes, de principio a fin y de forma ininterrumpida.
Sólo de ésta manera, sin dar oportunidad a que el paso del tiempo haga potencial mella en nuestros recuerdos, comenzará ‘Berlín’ a abrir sus puertas para que nos sumerjamos en los cinco años sobre los que Lutes configura su relato. Un lustro —el que transcurre desde 1928 hasta 1933— en el que Alemania caminaba a paso firme a la extrema polarización que, sustentada en el ahogamiento al que los «aliados» sometieron al país con las cláusulas del Tratado de Versalles y alimentada por el discurso antisemita proveniente de la extrema derecha, dividió a la población hasta los extremos que, ficticios, postula el artista estadounidense en el desarrollo de las casi seiscientes páginas sobre las que discurre ‘Berlín’.
Unas páginas que, partiendo de la asunción de un esquema estructural básico —Lutes no es dado a complejas disposiciones de viñetas— y de mano de una línea clara que parece querer aportar un grado más de significado a todo lo que se agolpa en sus planchas, encierran una poesía de un virtuosismo extremo y, por supuesto, una vigencia que nunca ha estado más patente que en estos momentos en los que la ultraderecha parece estar ganando más y más terreno allí donde se mire sin que —o al menos esa es la percepción que podría llegar a tener el ciudadano de a pie— se haga nada para frenar su avance.
Es por tanto ‘Berlín’ doble vehículo para la grandeza. De una parte, por exponer como lo hace, cargándose de argumentos y documentándose hasta límites insospechados, las idiosincrasias de una época pasada. Por la otra, por demostrar que, por mucho que las creamos trascendidas, dichas idiosincrasias siguen formando parte del caldo de cultivo del que se nutren muchos peligrosos ideólogos actuales, esos que hablan con furia contra los peligros de la inmigración, que se muestran furibundos ante las políticas sociales y que, al hacerlo, no son capaces de esconder su total falta de humanidad, su enorme carencia de algo tan básico como la empatía, una cualidad que brilla cada vez más por su ausencia en nuestro presente y que, como Lutes nos recuerda, sirvió para abocar a un país entero a la peor guerra que ha conocido la historia de nuestro planeta.
Berlín libro 1: Ciudad de piedras
- Autores: Jason Lutes
- Editorial: Astiberri
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 216 páginas
- Precio: 23,75 euros en
Berlín libro 2: Ciudad de humo
- Autores: Jason Lutes
- Editorial: Astiberri
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 216 páginas
- Precio: 23,75 euros en
Berlín libro 3: Ciudad de luz
- Autores: Jason Lutes
- Editorial: Astiberri
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 176 páginas
- Precio: 20,90 euros en