‘Trackers 1. El arma perdida de los dioses’, una decepción

Publicado por Recerca en 2005 casi de forma simultánea a como aparecía en el país vecino de manos de Paquet, ‘El ojo del diablo’, una aventura de piratas con sabor tremendamente clásico y retrogusto tirando al notable alto, supuso el descubrimiento —y la puesta de largo— de Tirso Cons, un gallego cuyo trazo ágil y soberbia narrativa nos sorprendería, años más tarde —seis, si queréis que sea preciso— con la espectacular ‘La mansión de los susurros’, recientemente reeditada por Yermo y primera colaboración del artista con David Muñoz. Tanto en uno como en otro, el dibujo de Cons era garante más que suficiente de estar ante una lectura espléndida, algo que su espectacular participación en ‘Las crónicas de legión’, aquella historia de vampiros colectiva con la que Yermo iniciaba su andadura hace cinco años, no hacía sino poner de relieve.

Desde entonces, los que seguimos con interés su trayectoria —por muy prolongada en el tiempo y breve en producción que esta pueda ser— nos preguntábamos cuando tendríamos la oportunidad de volver a asomarnos a planchas por él firmadas; una oportunidad que Yermo nos servía en bandeja el pasado mes de agosto con la publicación de este primer álbum de ‘Trackers’, un cómic cuya ambientación no dista mucho de aquél primer proyecto con el que conocíamos a Cons hace más de una década pero que, al contrario que éste —y por las malditas expectativas— nos deja bastante fríos.

Nadie puede negarle a los lápices de Cons y a la premisa de partida por él imaginada y convertida en guión por David Muñoz, las ganas de transmitir épica de un relato situado a mediados del s.XVII que acompaña a una expedición de la Royal Geographic Society británica en la búsqueda de una criatura salida de las leyendas mayas llamada «el Cancerbero de los Dioses». Nadie lo puede negar, pero una cosa son las ganas y otra muy diferente los resultados que ofrece una lectura algo errática, de narrativa por momentos confusa y cuya incuestionable espectacularidad visual queda empañada por lo atribulado de su avance y lo puntualmente difuso de su lógica interna, siendo complicado en ciertos instantes aprehenderse de lo que está sucediendo en la concatenación de viñetas. El cambio de estilo del trazo de Cons, que pierde algo de definición con respecto a tiempos pasados, no ayuda a que la percepción global de esta primera entrega de ‘Trackers’ levante cabeza, y aunque su página final sea de esas dispuestas para hacer que nos quedemos con la mandíbula desencajada, que el recorrido hasta entonces haya sido tan irregular termina pesando mucho más. Una lástima.