'Thor. Érase una vez en Asgard', ...y comieron perdices

Ni Strazcynski —más que nada porque no le dieron opción a terminar lo que tenía planificado—, ni Gillen, ni Fraction, ni Jurgens, ni Simonson….ni siquiera Cates —por mucho que me duela afirmarlo, que el guionista no fuera capaz de dar puntada final a su magnífica estancia en el personaje elimina cualquier posibilidad de colocarlo en lo más alto—…ninguno de ellos se acerca a lo que Jason Aaron llevó a cabo en las páginas del Dios del Trueno desde que lo cogió en 2012 hasta que lo soltó en 2019. Así de contundente. Que sí, que todas las etapas en las que se vieron inmersos los citados guionistas tienen momentos memorables —bueno, todas no, que la de Jurgens me sigue pareciendo una enorme medianía—, pero lo que el escritor de Texas logró con el personaje, la apabullante épica que le aportó nada más arrancar con aquél arco dibujado por Esad Ribic, la inagotable cantidad de recursos argumentales de los que fue echando mano y los giros que nadie se esperaba que nos dejaron con la mandíbula caída…todo en el Thor de Aaron habló, con mayor o menor contundencia durante siete años de que nos encontrábamos ante una de las cabeceras de obligado peregrinaje para cualquier aficionado al noveno arte, independientemente de filias tebeísticas.

Recogido todo este magno trabajo en ocho volúmenes de su sello Deluxe, Panini acaba por fin la recopilación de esta maravillosa aproximación al Dios del Trueno y su microcosmos con algo más de 250 páginas que, si bien sirven como espléndido cierre a las mil y una historias que Jason Aaron colocó en el camino del héroe del hijo de Odín, podrían haber sido, no espléndidas sino perfectas de haber contado con mejores valedores gráficos que Mike del Mundo: ya en el momento en que di por primera vez cuenta de estas páginas, pensé que la elección de artista filipino era, cuanto menos, extraña. A fin de cuentas, con sus inevitables fillers, más o menos cuestionables, la colección había quedado marcada a fuego por el arranque de un Esad Ribic inconmensurable y por lo que Russell Dauterman había llevado a cabo tras la marcha del croata. Con esos dos extremos como rasero por el que medir las cosas, el muy plástico, muy personal y muy alejado del «estándar Marvel» estilo de Del Mundo no casaba, y sigue sin hacerlo, con lo que, creo, los guiones de Aaron exigían para la despedida…de la cabecera regular, claro, que supongo que a estas alturas todos los que estáis leyendo esto sabéis que, tras concluir el volumen abierto en 2018 con el número 16, Aaron se despediría del Odinson con ‘Rey Thor‘, una miniserie de cuatro ejemplares que servía para cerrar el círculo: volvía Esad Ribic y volvía Gorr, el destructor de dioses.

El regreso del croata se salda con unos resultados que, no podía ser menos, sólo pueden ser calificados de espectaculares. Y aunque el último número cuente con la intervención de un puñado considerable de «artistas invitados» —entre los que se cuentan Andrea Sorrentino, Dauterman, Olivier Coipel o Aaron Kuder, por nombrar sólo a unos pocos— que cargan sobre sus lápices la tarea de asomarse brevemente a los muchos cierres que la cabecera necesita, es ‘Rey Thor’, sin dudarlo, el broche de oro que todos queríamos para el Thor de Jason Aaron. Siete años. Dos encarnaciones del rey del trueno. Una guerra para acabar con todas las guerras. Entidades que matan dioses. Elfos maníacos con ínfulas de conquistadores. Y una épica apabullante que nunca hizo restallar más los salones de Asgard. Eso, y mucho más, es el Thor que nos legó el tejano. Larga vida a Jason Aaron. ‘Nuff said!!!!!!