Al contrario que lo que sucedía con muchos de los héroes o grupos del panteón marvelita, el recorrido de Thor justo antes de la revolución que supuso Marvel Now! era de todo menos olvidable. Recordemos brevemente que por el Dios del Trueno pasaron y dejaron soberbia huella tanto J.M.Straczynski acompañado de Olivier Coipiel —y otros—, como Matt Fraction y toda la cohorte de artistas que con Coipiel, Pasqual Ferry o Pepe Larraz como máximos exponentes, hicieron del hijo de Odín uno de esos personajes que había que leer mensualmente de manera más que obligada.
Tal fue el nivel que alcanzaron ambas citadas etapas —quién sabe a qué altura real podría haber llegado a rayar Straczynski si le hubieran dejado hacer a su antojo— que el reinicio de la cabecera del personaje , renombrada para la ocasión como ‘Thor. God of Thunder’ y puesto en manos de Jason Aaron y Esad Ribic planteaba no pocas dudas, sobre todo en lo que al guionista concernía: de acuerdo, el barbudo de Alabama ya había demostrado, no solo sus amplias virtudes como responsable de la magistral ‘Scalped’, sino la validez de sus planteamientos e ideas aplicados a los encorsetados patrones de muy diversos puntos cardinales del Universo Marvel. Pero era la personal impresión de que nada de lo que le había leído terminaba de funcionar —de todo aquello a lo que me acerqué sólo guardo un recuerdo positivo de la miniserie que unía a Spider-man con Lobezno dibujada por Adam Kubert— la que me impulsaba a pensar qué por qué iba a hacerlo con un personaje tan cargado de mitología como Thor.
Pero, fue leer el primer número y esa idea previa quedar completamente obliterada por la magnificencia que se desplegaba ante mi atónita mirada. Y, si hablamos de mirada, creo obligatorio antes de valorar el trabajo de Aaron hacer lo propio con lo que Esad Ribic ofrece en unas páginas A.S.O.M.B.R.O.S.A.S: previa llegada a las páginas de Thor, ya habíamos podido apreciar la enorme validez del trazo del croata en las miniseries que Marvel dedicó, bajo su sello Knights, a Silver Surfer y Namor, pero incluso teniendo dichas planchas como referente, nada podía prepararnos para lo que nos íbamos a encontrar aquí.
Dada la triple estructura a la que Aaron somete a la narrativa de la serie —ahora abundaremos más en ella—, Ribic se ve obligado a representar al «rubiales» en tres edades diferentes: lo alocado de su juventud; la moderada serenidad del presente y la amarga tristeza que acompaña al dios nórdico en un futuro de dentro de varios milenios. Caracterizados los tres de manera precisa e inequívoca y con una personalidad que, desde su diseño, dice mucho acerca del estado mental de cada una de esas tres encarnaciones diferentes del héroe, si hay una cualidad que las planchas de Ribic atesoran a manos llenas esa es la de ser épicas hasta decir basta, y resulta prácticamente tan imposible no babear ante algunas —muchas— de las páginas que aquí podemos ver, como no quedarse maravillado de mano del portentoso color que aplica Ive Svorcina.
Bien evidente es que dicha componente épica dimana, a partes iguales, de unos guiones que, cuidado, no han perdido ni un sólo ápice de interés en los cinco años que Aaron lleva al frente de la cabecera. Es más, es que, llegado el momento, cuando Mjolnir cambia de manos, si lo que hasta entonces habíamos leído había superado ostensiblemente todas nuestras expectativas —fueran muchas o pocas—, lo que el guionista ofrecerá a partir de ese singular instante en la historia del Universo Marvel nos dejará boquiabierto a perpetuidad.
Mientras eso llega a las páginas de las ediciones de lujo de Panini —todavía habrá que esperar unos cuantos meses—, el superlativo arco argumental que aquí construye Aaron, enfrentando a las tres edades del dios asgardiano con Gorr, una letal criatura acabar con todos los dioses del cosmos, va de más a muchísimo más a lo largo de doce números que son un prodigio narrativo. Fuertemente anclado en la mitología de Thor, todo lo que aquí se ofrece nos deja página a página con el ánimo pendiendo de un finísimo hilo y las ganas de más a flor de piel. Al presentar la terna de «Thores», Aaron se las ingenia, y de qué manera, para cuajar miradas bien diferentes sobre un mismo héroe, algo que —al menos que yo recuerde— no se había hecho hasta entonces y que, ya por separado, ya cuando sus destinos terminan confluyendo inevitablemente, coloca a esta serie muy por delante de cualquier otra anterior con el señor del trueno como protagonista. Sí, lo habéis leído bien, ‘Thor. God of Thunder’ es, sin lugar a dudas, la MEJOR serie que Marvel haya publicado jamás sobre el hijo de Odín. ‘Nuff Said!!!
Thor. El carnicero de dioses
- Autores: Jason Aaron, Esad Ribic, Nic Klein y Jackson Guice
- Editorial: Panini
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 304 páginas
- Precio: 27,50 euros en