'Stratos', delicatessen distópica de Miguelanxo Prado

El coruñés Miguelanxo Prado realizó las historias cortas que componen esta obra en el año orwelliano por excelencia y las publicó por primera vez en la revista ‘Zona 84’. Tres años después, ‘Stratos’ vio la luz en formato álbum y actualmente podemos encontrarla en dos ediciones diferentes, la de Norma y la de El Patito Editorial, esta última en gallego.

‘Stratos’ nos muestra una sociedad futurista en la que el poder lo ostenta un minúsculo grupo de potentados a la sombra de los gobiernos, en donde los ciudadanos no son más que peleles currantes y consumistas, y en donde la preocupante explotación de los recursos naturales amenaza con destruir el frágil equilibrio del planeta.

Así pues, una sociedad distópica similar a las de muchas otras obras del género, y es por tanto la forma que tiene su autor de narrar la historia lo que convierte a este cómic en una lectura muy recomendable. ‘Stratos’ es una obra coral compuesta por historias de ocho páginas protagonizadas por diferentes personajes. Normalmente, el personaje central de cada una de las historias suele aparecer como secundario en la entrega anterior para después protagonizar la siguiente, en donde conoceremos su personalidad, sus conflictos y sus problemas.

Otro aspecto destacable de ‘Stratos’ es que la narración sigue una línea ascendente en el estrato social. Empezamos con la historia de dos proletarios, pertenecientes a la clase más baja de curritos que se dejan la vida y las ilusiones en una gigantesca fábrica. Pero no tardaremos en comprobar que no son sólo los más pobres y desfavorecidos quienes padecen el sistema impuesto en esta sociedad distópica, ya que ni siquiera quienes ostentan puestos de mayor importancia se librarán del despotismo y la injusticia.

La dureza de algunas escenas se compensa con el humor negro y ácido del autor, que alcanza sus cotas más altas en la segunda historia, en la que el banco embarga a la mujer del protagonista por no poder pagar un crédito. Y aunque Prado aún era un autor muy joven, su trazo ya apuntaba la genialidad alcanzada en años posteriores, y destaca el registro caricaturesco y la grotesca expresividad de los rostros de los personajes.

Como toda buena historia distópica, ‘Stratos’ nos helará la sangre en algunos momentos, y en otros nos hará esbozar una sonrisa maliciosa. Tiene el mérito de condensar en pequeños fragmentos gran cantidad de información y reflexiones, y se disfruta a lo grande hasta la última página. El desenlace es abierto, y bien podría haberse continuado pues seguro que aún quedaban muchas historias y personajes por descubrir en este mundo que ojalá no termine siendo el nuestro. Aunque en muchos sentidos, vamos por el camino.