‘Strangers in Paradise Integral 2’, el amor y sus miserias

‘Strangers in Paradise’ de Terry Moore es una de esas obras de las que todo el mundo habla maravillas pero que, de manera incomprensible, su andadura editorial en nuestro país ha sido un tanto caótica. Recuerdo las grapas editadas hace años por la ilusionante “Dude” que, por mucho empeño, cariño y ganas que pusiera, no consiguió llevar a buen puerto la colección. Desde los Estados Unidos nos llegaban noticias de la finalización  de la serie tras más de cien números y casi quince años a sus espaldas, hecho que nos provocaba cierta indignación y algo de pena. ¿Cómo era posible que no pudiéramos deleitarnos con los devaneos amorosos de Katchoo y Francine por estos lares? Es en ese momento en el que aparece Norma Editorial, primero, a mediados de los 2000, con una edición de tomitos en rústica que a día de hoy ya eran prácticamente imposibles de encontrar. Y, de segundas, recientemente con unos estupendos y lujosos integrales de los que podemos disfrutar sus dos primeras entregas, una publicación que ha alegrado la vida de más de un coleccionista.

Pero, ¿de qué va este «Strangers in Paradise«? ¿Es para tanto? ¿No resultará demasiado cursi y ñoño? Pues sí y no, depende lo que vayamos buscando. Aquí no se engaña a nadie y todo aquel que se meta en este jardín sabe lo que le espera. Relaciones de parejas o al menos “intento de”. Un triangulo amoroso formado por tres personas bien distintas entre sí. Por un lado, Katchoo, espontánea, explosiva e incontrolable. Seguimos con Francine que es justo lo contrario, dulce, soñadora y encantadora. Y terminamos con David, un tipo inteligente, listo y bastante ingenuo. Estas son las piezas, ¿cómo se disponen sobre el tablero? Pues David está enamorado de Katchoo y, esta última, de Francine. ¿Ven? Amistades entre chicas y chicos, corazones rotos y algo de mala baba vengativa es lo que nos espera.

El presente volumen cierra lo que el autor define como “la primera versión” de esta particular odisea, casi mil quinientas páginas que dejan bien claro cuáles son las intenciones de Moore. Dos “tochos” importantes que, lejos de caer en lo repetitivo y cansino, nos muestra las posibilidades de la colección y, sobre todo, de unos personajes entrañables que dan para mucho en unas manos tan capaces como las del autor de Texas. Mil y una tramas deliciosas en las que hay peleas, discusiones, arrepentimiento, confesiones y sentimientos a flor de piel. Moore se apoya totalmente sobre el trío protagonista y los hace interactuar unos con otros para que suframos y nos alegremos junto a ellos. Una fórmula que nos dará momentos cargados de dramatismo, con diálogos para enmarcar que convertirán a este tebeo en una suerte de manual sobre las relaciones humanas y sus consecuencias.

Moore hace de este “Strangers in Paradise” un ejercicio narrativo de altos vuelos, todo un ejemplo del aprovechamiento mayúsculo que ofrece un medio como el comic. Hay de todo en este segundo volumen: imaginación, saltos en la línea temporal hacia delante y hacia atrás, sofisticación “viñetil” y metatextualidad muy bien utilizada que convierte las aventuras de Francine, Katchoo y David en todo un clásico moderno de nuestro tiempo. Además, Moore, consigue alcanzar ese gran nivel utilizando un sentimiento tan universal como es el amor y el afecto entre personas. Y, ojo, no se cierra a incluir elementos algo más, llamémoslos, inverosímiles, pequeños detalles que por muy imaginativos que parezcan, consiguen encajar a la perfección. Todo ello ilustrado con un acierto y un cariño espectacular, un estilo que no deja de evolucionar a cada número y que demuestra lo “todoterreno” que puede llegar a ser al no resistírsele absolutamente nada de lo que se propone. Todo lo que llevamos leído hasta el momento no puede transmitir mejores sensaciones, algo especialmente ilusionante si atendemos a la cantidad de material que aún nos queda por disfrutar. A frotarse las mano tocan.

[Grade — 10.00]