Vivimos tiempos convulsos. Tanto, que no hay día que uno se asome a un rotativo cualquiera o encienda la televisión y ose poner las noticias para que le asalten mil y un eventos que ponen a prueba el alcance de nuestro aguante. Así las cosas, el refugio perfecto de aquellos que amamos la lectura por encima de casi todo es cada vez más una ficción que nos ofrezca solaz ante el envite de un mundo que no parece dar muestras de mejorar o, mucho menos, de poseer algo de inteligencia emocional —y no hace falta poner ningún ejemplo, dejad ahora mismo de leer, id a la portada de cualquiera de los periódicos nacionales y podréis dar buena cuenta de por qué, en ocasiones, es vergonzoso pertenecer a esta especie nuestra. Y si esa ficción es de la calidad de ‘Sostiene Pereira’, mejor que mejor.
Perdida en el recuerdo aquella adaptación que, con Marcello Mastroiani en la piel del periodista luso protagonista, rodaba Roberto Faenza en 1995, la traslación de la novela de Antonio Tabucchi que efectúa Pierre-Henry Gomont no podría haber encontrado un mejor momento para ver la luz: escrita originalmente como mofa nada velada ante el acceso al poder en la república de Silvio Berlusconi, lo cierto es que el texto de Tabucchi atesora una universalidad que trasciende décadas y que sigue ostentando una rabiosa actualidad veinte años después de ver por primera vez la luz. Ello es debido, qué duda cabe, tanto a la elocuente elección del momento histórico en el que el escritor italiano situaba la acción de su novela, los albores de la guerra civil española, como a una localización geográfica, Portugal, que permitía al escritor retratar la vida en un país que asistía con sentimientos encontrados a la convulsión que agitaba a sus vecinos.
En tamaña tesitura, y haciendo uso de una finísima y cínica ironía, Tabucchi —y Gomont, claro— nos presenta a Pereira, un obeso periodista cultural que pasa sus horas traduciendo a Balzac y que, obsesionado con su mujer fallecida, no sabe lo que la vida le reserva cuando conoce a Monteiro Rossi, un joven idealista, reflejo quizás de su propio pasado, que viene a poner boca arriba su más o menos sosegada existencia. Esta simple premisa de partida, adornada con una prosa que, fragmentada en viñetas, encuentra renovados motivos para ser admirada, vertebra un relato en el que hay lugar para todo, desde la crítica socio-política —insisto, de rabiosa actualidad— hasta la reflexión existencialista, pasando por un soterrado y negro sentido del humor que, a la postre, se alza como una de las virtudes más a tener en cuenta del conjunto.
Aún contando con tales mimbres, Gomont no se acomoda en que su aproximación a ‘Sostiene Pereira’ —increíbles los juegos que dan ambas palabras a lo largo de la lectura— se limite a la mera traducción prosa-viñeta, y ofrece todo un rosario de soluciones narrativas que se mueven entre lo sobresaliente y lo asombroso. Caracterizado todo el conjunto por su trazo suelto y desgarbado pero nunca azaroso, es en la combinación de éste con la suma expresividad del tratamiento cromático que aplica el artista francés donde esta lectura alcanza cotas de auténtico genio, configurándose como uno de los títulos de factura europea más imprescindibles de 2017 y firme contendiente a formar parte de una selección de final de año en la que la competencia es cada vez más feroz. ¿Cuáles serán los 17 elegidos? La respuesta, en menos de un mes.
Sostiene Pereira
- Autores: Pierre-Henry Gomont
- Editorial: Astiberri
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 160 páginas
- Precio: 23,75 euros en