‘¡Socorro! Somos abuelos primerizos’, píldoras de humor

Dos años han pasado desde que, haciendo gala de un humor de esos capaces de arrancar carcajadas página sí, página también, J.C.Bonache se dedicara a sacar a relucir muchas de las verdades que rodean a esta dura pero gratificante —la más gratificante de hecho— profesión de ser padre primerizo. Dos años en los que si alguna mirada fugaz a las estanterías de la tebeoteca terminaba pasando por ‘¡Socorro! Somos padres primerizos’ o por la desternillante ‘Una vez dicho esto…’ —sin duda alguna el mejor trabajo hasta la fecha del artista español— provocaba que nos preguntáramos qué era de él y en qué empresa estaría embarcado para estar, hasta donde uno podía saber, claro, completamente desaparecido. La respuesta, en forma de cómic, nos la traía Panini el pasado mes con 99 nuevos «consejos» en los que el autor vuelve a analizar lo patas arriba que la presencia de un bebé pone la vida, ya no de los padres de la criatura, pero de los abuelos.

Sin poner en tela de juicio la enorme efectividad de su dibujo —que me parece en estas páginas más encantador que nunca— lo que no me ha resultado tan eficaz en ‘¡Socorro! Somos abuelos primerizos’ es el humor que Bonache plasma en las páginas del volumen y, sobre todo, la universalidad que el mismo ostentaba en las del tomo predecesor. De acuerdo, no soy abuelo y puede que, por ello, me pierda mucha de la gracia que a tan fundamental presencia en la vida de un bebé pueda hacerle esta lectura; pero precisamente por eso, por no llegar a aludir a alguien que sabe de primera mano de los desvelos de los abuelos, es por lo que me inclino a afirmar que la capacidad de hacer reír de este nuevo título de Bonache se queda aparcada en demasiados momentos o funciona a medio gas en otros muchos. De hecho, creo que lo que resta ante la incapacidad del que esto suscribe de verter lágrimas derivadas de la risa es hacer el experimento de pasarle el cómic a mi suegro —lector de cómics tanto o más empedernido que servidor— y comprobar si, efectivamente, las páginas ‘¡Socorro! Somos abuelos primerizos!’ encuentran su efectividad plena en los abuelos de mi pequeñaja. Si es así, volveré sobre estas líneas y las actualizaré.