El clásico al que nos referimos no es la agrupación que da nombre a la cabecera por la que DC ha vuelto a apostar, sino el guionista que ha sido encargado de volver a escribirla, un Geoff Johns que ya hizo maravillas en su momento con la JSA —en un etapa que, para muchos, es uno de los hitos indiscutibles de la historia de DC, así, sin una época acotada— y que llega ahora de nuevo a la colección en una aproximación de un tono muy diferente a aquél festivo, colorido y en muchos modos deudor de las aventuras «clásicas» del grupo, apostando ahora por una estructura que se nos antoja demasiado similar a lo que Tom King haría con la cabecera de encargarse de ella. La huella de la actual estrella de la editorial se deja sentir en una narrativa fragmentada en diferentes tiempos que, influencias al margen, nos devuelve al mejor Johns, ese que tantas veces nos ha hecho asomarnos a la más sobresaliente versión del Universo DC.
Como decimos, los que esperen encontrar aquí a la JSA que conocían, puede que se queden un poco descolocados con el arranque de la cabecera, algo que ECC soluciona, afortunadamente, incluyendo el especial que preludia la serie regular y que sitúa a los protagonistas en el futuro, con una Sociedad de la Justicia muy diferente: en este futuro Batman ha sido asesinado, su hija, Helena Wayne, la nueva Cazadora, está en busca del asesino y, en su ayuda, ha reclutado a una formación de la agrupación que nada —o casi nada— tiene que ver con la que conocemos. Al margen de ella, que es más o menos una sucinta iteración sobre el modelo del personaje base, y Power Girl, que también sigue por aquí, Helena ha llenado el equipo con villanos reformados, o en vías de reformarse, y por aquí se pasean Solomon Grundy, el hijo del Arlequín, Iciclo y otros que os sonarán menos como el Caballero Fantasma o Red Arrow, hija de Linterna Roja.
La intención de Johns con esta formación, al margen de servir de vehículo de sorpresa para el que fuera a buscar en «su nueva» JSA algo parecido a lo que había leído en la anterior encarnación del grupo, cobra sentido desde el momento en que uno se plantea que si Helena está intentando dar caza al asesino de su padre, se rodee de individuos con una moral un pelín más laxa de la que un héroe al 100% tendría. Si a eso le añadimos que tampoco es mala cosa el tener personajes que se aparten de la luz con historias personales de cierta intensidad, lo que resulta de la decisión de Johns, a la luz de que leemos en el arranque de la serie regular, es, en pocas palabras, espléndido.
Espléndido, sí, pero también algo confuso en cuanto los (inevitables) movimientos temporales hacen su aparición. Pero, en fin, es algo que tampoco molesta en exceso y que da paso a algún que otro encuentro muy afortunado desde el punto de vista argumental…y desde el visual, que lo que sin duda mejora cada idea de Johns es tener en su esquina a un Mikel Janin que jamás defrauda con la limpieza de su narrativa, la espectacularidad de su trazo y la contundencia con la que siempre se aproxima a la página, sorprendiéndonos constantemente con sus planteamientos. A su lado, el nutrido grupo de nombres que completan el plantel de dibujantes —se incluye aquí también una miniserie de Stargirl en la que aparecen nombres como Todd Nauck, Gary Frank, Jerry Ordway o Scott Kollins— quedan en un discreto segundo plano por lo alimenticio e intrascendente de su aportación, y os diríamos que muchas son las ganas de saber por qué derroteros seguirá discurriendo esta ‘Sociedad de la Justicia de América‘ si no fuera porque en los números siguientes, Janín es sustituido por Marco Santucci, que cumple, pero no le llega a la altura del betún a nuestro artista. Eso sí, tranquilos, que en el octavo, último publicado al otro lado del charco, el pamplonés, vuelve.
Sociedad de la Justicia de América núm. 1
- Autores: Geoff Johns, Mikel Janín et al.
- Editorial: ECC Ediciones
- Encuadernación: Rústica
- Páginas: 240 páginas
- Precio: 26.50 euros