Considerando que es uno de mis autores europeos favoritos, podría parecer —y seguro que parece, claro— que cualquier cosa que pueda afirmar cada vez que me enfrento a un tebeo firmado por Frederik Peeters viene envuelto en un sesgo de completa parcialidad y que, por tanto, quedan tajantemente invalidados. Y, aunque así sea —no voy a entrar, una vez más, en yermos argumentos acerca de lo objetivo y lo subjetivo en una reseña, que ya alguna que otra vez me he enzarzado en intentar arrojar algo de luz sobre tan absurdo debate— no veo por qué el que uno sienta pasión por un autor determinado ha de cegarlo para que sus argumentos pierdan validez. De hecho, si repasáis los muchos artículos que en esta web hemos dedicado al artista suizo, encontraréis alguna que otra instancia en la que su trabajo, sólo —’Koma‘ sea quizás el ejemplo más evidente— o acompañado, no nos ha terminado de convencer. No es ese el caso, no obstante, de este ‘Saint Elme‘ del que Astiberri recopila aquí sus dos primeros álbumes; una obra que vuelve a unir a Peeters con Serge Lehman, el guionista con el que trabajara en la magnífica ‘El hombre garabateado‘ y que, como aquella, resulta incuestionablemente hipnótica…y no sólo por lo que al dibujante respecta, aunque vaya si es hipnótico lo que plantea.
Bajo un colorido que raya la psicodelia y que, no obstante, aporta considerables capas de contenido a la historia que traba Lehman y a muchos de sus sutiles y surrealistas apuntes, el trabajo de Peeters en las páginas de ‘Saint Elme’ es IMPECABLE de principio a fin. Pero eso no es ninguna sorpresa si, como servidor, lleváis siguiendo de manera impenitente al artista desde que, hace casi dos décadas, prorrumpiera en nuestras estanterías con la insigne ‘Píldoras azules‘: la plasticidad y fluidez de su narrativa, que no se da aquí a juegos de composición como en algunas de sus obras más llamativas, esforzándose por contenerse dentro de los límites de las viñetas, es LA característica que mejor define su trazo y la forma en la que imprime personalidad —enorme personalidad, cabría apostillar— a unas planchas que nos fascinan, nos, reiteramos, hipnotizan, y nos llevan de la mano por las calles de esa ficticia ciudad llamada Saint Elme. Una ciudad costera poblada por unas ranas que recuerdan, no preguntéis por qué, al hipnosapo de ‘Futurama‘ y que, sometida a un clima que sus habitantes siempre pueden predecir encuentra en el trazo de Peeters la implicación necesaria para hacer de ella un protagonista más, y de considerable relevancia, que parecería intervenir en los devenires por los que discurre este curioso noir que construye Lehman.
Curioso, ante todo, por la indefinición a la que el guionista somete al conjunto, haciendo que ‘Saint Elme’ sea algo más que un tebeo «negro» y se convierta en una suerte de extraño híbrido entre dicho género y la ciencia-ficción soterrada, esa que cabe encontrar en los sucios callejones del Los Ángeles de ‘Blade Runner‘ — no en vano, muchas son las voces que han calificado al filme de Ridley Scott como cine negro— y que, aunque aquí no cuente con vehículos voladores o androides que parecen humanos, se deja palpar en un relato que, más o menos simple en el fondo — un detective que llega a Saint Elme buscando al hijo de una clienta y se encuentra con un entramado algo turbio con una familia y sus negocios al margen de la ley como telón de fondo— abandona todo atisbo de mera simpleza en la urdimbre que el francés teje a lo largo de las 160 páginas, convirtiendo a ‘Saint Elme’ en una lectura que trasciende lo entretenido y se adentra, con paso firme, en lo fascinante. Nosotros, que ya hemos leído el tercer álbum publicado por Delcourt al otro lado de los Pirineos, y esperamos como agua de mayo el cuarto, os podemos asegurar que dicha cualidad no hace sino aumentar conforme el ovillo se va desmadejando. Decisión vuestra es dejaros invitar o no.
Saint Elme. Integral tomo 1
- Autores: Serge Lehman y Frederik Peeters
- Editorial: Astiberri
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 160 páginas
- Precio: 30 euros