‘Rey Oso’, en otra piel

Si hay algo que se le ha criticado hasta la saciedad al cine de animación de Disney desde tiempos inmemoriales eso ha sido la moralina que siempre se desprende de sus producciones y el que los diversos responsables de la compañía hayan aleccionado a los más pequeños con valores que, más o menos universales, no tienen por qué coincidir con aquellos que los padres intentamos imprimir en nuestra prole. Con razón o sin ella, nunca he sido de los que han visto al «demonio» en el mensaje moralizante de las cintas salidas de la casa de Mickey Mouse por cuanto, habiendo crecido con ellas, y habiendo incorporado a mi proceso de maduración aquello que me convenía, he sabido valorar con el tiempo los esfuerzos de Disney en su justa medida.

Y si traigo a colación al gigante empresarial es debido a que algo de su idiosincrasia hay en este ‘Rey Oso’ con el que la autora francesa de sobrenombre Mobidic se daba a conocer el pasado 2015 al otro lado de los Pirineos de mano de Delcourt con un relato que, concretado con un estilo gráfico depurado y estilizado que mucho se acerca a los postulados de la animación, bebe de muchas fuentes de inspiración que van desde reminiscencias a la mitología azteca hasta ciertos matices que parecen sacados de ‘Hermano Oso’, pasados éstos últimos, por supuesto, por un filtro adulto del que carecía la producción Disney.

De tamaño crisol surge una historia que se bebe con pasión y se disfruta con intensidad, si bien su intermitente parquedad en los diálogos provoca que dichos valores queden sujetos al poco tiempo en el que se consumen las 112 páginas que conforman la edición integral de Yermo. Un detalle de nimia importancia cuando la calidad de lo que la autora postula es incuestionable, encontrando su mejor baza en la madurez visual que se desprende de unas viñetas evocadoras, bellas y engalanadas con un sentido del color espectacular. Habrá que estar pendiente de futuras incursiones de Mobidic en el mundillo del noveno arte ya que intuyo que a lo que aquí podemos asomarnos no es más que una pequeña muestra de lo que su talento llegará a desarrollar. Al tiempo.