Tras diversos movimientos editoriales que no habían funcionado como se pretendía, Frank Castle seguía habitando ese incómodo limbo en el que casi parecía haberse acomodado y en el que muchos otros personajes de La Casa de las Ideas se han encontrado tantas y tantas veces a la espera de que algún guionista con la habilidad suficiente supiera sacar partida a su potencial.
En el caso de Castle, las diversas encarnaciones pasadas del Castigador no habían hecho sino incidir una y otra vez sobre los mismos encuadres, centrándose sobremanera en el deseo de venganza del antiguo militar por la pérdida de su mujer y sus hijos sin molestarse mucho en rascar más allá de la superficie e indagar en las auténticas motivaciones que llevaban al bueno de Frank a matar a diestro y siniestro en una cruzada sangrienta.
Así las cosas, y con lo ridículo de los planteamientos derivados de la miniserie de Marvel Knights guionizada por Christopher Golden, Marvel decidió que era hora de dar un golpe de autoridad con el personaje y, ni corta ni perezosa, se lo ofreció a un guionista al que el calificativo de enfant terrible se ajusta como un guante….como un guante de acero con el que darte una somanta de palos y dejarte convertido en una masa sanguinolenta e irreconocible, claro.
Así, el mismo año que daba las últimas puntadas a la que sigue siendo su obra maestra, Garth Ennis entraba para poner patas arriba el mundo de Punisher hasta tal punto de convertirse en el autor que mejor ha comprendido al personaje y el que más tiempo ha estado al frente de su cabecera, nueve años en los que el irlandés redefiniría, y de que manera, a un personaje que le debe las mejores historias suyas que han visto la luz en formato aviñetado.
Y todo comienza aquí, en el volumen que Panini publicaba hace pocas semanas y que recoge la primera maxiserie de doce números titulada ‘Bienvenido, Frank’; una maxiserie que hace gala de principio a fin de la brutalidad sin par que siempre ha caracterizado a Ennis y que no habría resultado igual de efectiva de no haber sido porque su factura gráfica iba a venir firmada por el responsable al 50% de hacer de ‘Predicador’ el puntal título de la historia del noveno arte que es. Nos referimos, cómo no, a Steve Dillon.
La nueva conjunción de ambos talentos configura doce números en los que la violencia que ya habíamos visto en las páginas de la serie de Vertigo se muda a Nueva York, se pone una camiseta con una calavera y se dedica a cargarse de la manera más expeditiva posible a todo elemento criminal que se le pone a tiro. En esta aventura, Ennis rodea a Frank de toda una nueva galería de esos personajes bizarros (en la acepción anglosajona del término) que tan bien sabe escribir y que, en 2004 darán el salto a la gran pantalla en la olvidable adaptación protagonizada por Thomas Jane y John Travolta.
Bumpo, Dave (Spacker Dave!), Ma Gnucci o el Ruso son sólo los ejemplos más llamativos de un microuniverso de personalidades extremas que encuentran precisa traslación en los diseños que Dillon va aireando, y aunque haya que admitir que la corrección anatómica nunca haya sido el fuerte del artista, o que su narrativa es algo estática, lo cierto es que, tras los años compartidos al frente de ‘Predicador’, pocos dibujantes se antojaban más adecuados para estos primeros momentos de una serie que, conforme vaya pasando el tiempo, alcanzará cotas de auténtico genio. Pero eso, como suele decirse, será una historia para otro momento…
Punisher. Bienvenido, Frank
- Autores: Garth Ennis y Steve Dillon
- Editorial: Panini
- Encuadernación: Rústica
- Páginas: 280
- Precio: 15 euros