‘Potlatch’, genialidad inclasificable

‘Fagocitosis’ fue, sin lugar a dudas, una de las lecturas más estimulantes, elocuentes y originales de cuantas vieron la luz en nuestro país en 2011: la propuesta que Marcos Prior y Danide concretaban con un título que iba orientado a poner en tela de juicio los peligros del agresivo mundo que los medios de comunicación de masas ponen delante de nuestros ojos día tras día, avisándonos al tiempo de las potenciales y nefastas consecuencias que la exposición a las manipulaciones de éstos pueden ocasionar. La forma de hacerlo, mezclando referencias de la cultura popular y la culta, era una de las mejores cualidades de una lectura que no se lo ponía fácil a aquél que se acercara a ella y que, en última instancia, funcionaba tanto mejor cuanto más se vertiera en ella.

Las intenciones de ‘Potlatch’, al menos a priori, son muy similares, aunque en última instancia la fuerza del mensaje crítico hacia las estructuras sociales y los mass media quede diluida por la historia del personaje de Máximo, su síndrome hipertimésico, el deseo de llevar a la práctica la costumbre de algunos pueblos indígenas de regalar todas sus pertenencias (una práctica que da título al volumen) y la «historia de amor» que se le plantea al protagonista.

Aún así, y a sabiendas de que cualquier título escrito por Prior necesita (y mucho) de ulteriores relecturas que vayan erosionando las muchas capas que el autor entreteje en sus páginas, la que primero se aprehende y la que podemos valorar en estas líneas es tan sólida como, posiblemente, cualquiera que pueda extraerse en el futuro. Para ello, Prior se apoya de forma extraordinaria en la espléndida labor de Danide, que parece captar al vuelo las intenciones del guión y las materializa de formas tan variadas como eficientes, haciendo imposible, llegado el momento, distinguir dónde termina lo que compete a uno y comienza lo que es responsabilidad del otro. Una simbiosis ésta que da como resultado una lectura que no deja indiferente, por más que, dependiendo de nuestro ánimo y lucidez, podamos quedarnos «a medias».