Lo dice Pepe Larraz y no soy yo el que vaya a llevar la contraria a nuestro querido y muy admirado artista en tan locuaz afirmación:
Este libro es una gozada. La belleza de sus páginas y los carismáticos personajes que puebla esta isla imposible esconden un verdadero tesoro para estos tiempos: el valor de la inocencia y la bondad.
En tan sólo esas dos líneas Larraz es capaz de resumir todas las ideas que rondan mi pensamiento a la hora de acercarme a lo muy extraordinario que Lucas Ferreyra plantea en un álbum que, capaz de conquistar corazones de cualquier edad, se hace fuerte en el estallido de imaginación que preña todas sus páginas de principio a fin y, aún más, en el inagotable manar de bondad que rezuman sus personajes y las motivaciones que los mueven. Y es que, por encima de otras muchas cualidades de las que, quizás, ahora demos cuenta —aunque nuestra pasión por estas páginas nos llevaría, probablemente, a querer trasladaros las muchas y preciosas sensaciones que nos dejaron en su lectura…en sus dos lecturas…queremos dejar mucho a vuestro descubrir lo que en ellas se recoge, así que mantendremos, o intentaremos mantener, un perfil discreto—, ‘Piqo-Piqo y el espantoso calamar gigante de Indochina‘ es un tebeo capaz de ingeniárselas para que (casi) ninguno de sus personajes albergue en su corazón deseo alguno de hacer mal contra cualquiera de los otros que se cruza en su camino en la Isla Imposible y allende los mares que la circundan.
Ese casi metido entre paréntesis quedaría reservado a cierto reyezuelo que sí se cree investido de poder suficiente para hacerle la vida imposible a sus súbditos pero, incluso en la antipatía que despierta caben adivinar las buenas intenciones de Ferreyra para introducirlo en una aventura fantástica tan improbable como la isla en la que tiene lugar o, por supuesto, que los dos personajes principales sean un niño algo curioso y muy metomentodo llamado Piqo-Piqo y su inseparable compañero de fatigas, un tal Be-Bé Yeti cuyo nombre lo dice todo. A su lado, toda una cohorte de piratas, setas parlantes, peces voladores y monstruos que no lo son tanto sirven al argentino para crear, de un plumazo uno de esos mundos oníricos que llegamos a descubrir de pequeños y nos habríamos quedado a vivir en él.
Una sensación esa, la de ser un mundo plausible dentro de lo implausible, de pertenecer al universo de lo onírico que tanto exploramos en nuestra niñez y que, de cuando en cuando, tanto añoramos en la madurez, que queda reforzada por un acabado visual que es, a falta de otro epíteto, soberbio: Ferreyra libera de ataduras a sus composiciones para afrontar cada plancha —o, en la mayoría de ocasiones, juego de dos planchas— como un hecho único con el que capturar, sin remisión, la atención del lector, uniendo a esa capacidad de dejarnos embelesados por cómo se configura la estructura compositiva dos factores más que nunca dejan de alucinarnos; el maravilloso diseño de personajes, siempre ingenioso hasta límites que no parecen tener fin y lo aún más maravilloso del tratamiento cromático que da al conjunto, con unas aguadas que son, simplemente, superlativas.
No contento con todo lo anterior, Ferreyra convierte a ‘Piqo-Piqo y el espantoso calamar gigante de Indochina’ en una lectura desanclada de cualquier moda, estilo, filia o tendencia, logrando dar con un relato atemporal, protagonizado por personajes que siempre sabrán decirnos algo independientemente de la edad que tengamos cuando nos asomemos a sus aventuras y rubricado por una belleza plástica mayestática. Pocas veces podemos encontrar un libro que reúna entre sus cubiertas todos estos valores. Así que podéis imaginaros cuán afortunados seréis si, como nosotros, dejáis entrar a Piqo-Piqo y sus amigos en vuestras vidas para que las llenen de alegría, humor, vitalidad y calor, inagotable calor.
¡Ah! ¡Casi se me olvida! Ferreyra encima se las apaña para dedicarnos el libro a los profesionales de la educación…lagrimita obligada, querido Lucas. Mil gracias.
Piqo-Piqo y el espantoso calamar gigante de Indochina
- Autores: Lucas Ferreyra
- Editorial: Astiberri
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 120 páginas
- Precio: 24 euros