‘Papyrus integral 1’, aventuras en un Egipto fantabuloso

Colección que ya ha superado los sesenta volúmenes casi a la chita callando, el sello Fuera Borda de Dolmen sigue su firme curso en la hermosa pretensión de recuperar aquellos tebeos que formaron parte de la mítica revista que, durante sólo dos años, sirvió para que los lectores en ciernes de mitad de los años 80 pudiéramos asomarnos a cabeceras que, hasta que la editorial balear se lo propuso, nunca habíamos vuelto a ver en castellano. Y si bien algunos de los volúmenes que Dolmen ha metido en esta colección pertenecen a series que no llegaron a aparecer en la revista —caso por ejemplo de la maravillosa ‘Bermudillo‘—, y su inclusión se explica por lo mucho que éste o aquél título resuena con la idiosincrasia del legendario semanal, no es así con un ‘Papyrus’ del que, si la memoria no falla, llegaron a verse bastantes páginas del primero de los tres álbumes que aquí se recuperan.

Serie de longevo recorrido de la que se han publicado hasta 33 volúmenes al otro lado de los Pirineos, ‘Papyrus’ es creación de Lucien De Gieter, un artista forjado en la fragua del estudio Peyo y en los hornos de la revista ‘Spirou’ que, cuando arranca con las aventuras del personaje que da nombre a la serie, lo hace claramente influenciado, en lo gráfico, por la personalidad del padre de los Pitufos y, en menor pero significativa medida, por la del insigne André Franquin. Pero serán estas unas influencias que el belga vaya ventilando con severa velocidad, evolucionando su trazo y formas casi página a página hasta tal punto que, echando un vistazo a las primeras y últimas que conforman este integral, podríamos casi afirmar que no estamos ante el mismo dibujante. Bien es cierto que, en lo que respecta a filias personales, el De Gieter del inicio resuena mucho más con este redactor que el que vemos al término del volumen, pero eso no quita para valorar, tanto la notable evolución y estilización de sus figuras —que terminan acercando considerables posturas con Jean-Claude Mézières, el artista de ‘Valerian‘—, como el mantenimiento de la claridad narrativa de la que siempre hacen gala estas planchas.

En lo que respecta a la historia, ‘Papyrus’ sigue de cerca las aventuras de un joven pescador en el antiguo Egipto que, por intercesión de los Dioses, se ve abocado a ir transitando por mil y una peripecias. De hecho, las concomitancias con ‘Valerian’ que citábamos en el párrafo anterior no acaban en lo mucho que termina asemejándose el estilo de dibujo de ambas cabeceras, sino en el hecho de que Papyrus compartirá protagonismo con Teti-Sheri, hija del faraón e inquieta princesa que acompañará a nuestro héroe en sus constantes intentos de salvar Egipto de los peligros que le acechan. Unos peligros que, siempre marcados por fuertes tonalidades fantásticas, sirven a De Gieter para animar una función que nunca para, que no da descanso al lector en su empeño por llevarlo de aquí para allá y que, como resultado de dicho esfuerzo, nos regala un tebeo de esos que, si tenemos la oportunidad, estamos obligados a compartir con los más pequeños de la casa.