‘Murderville’, una historia de terror típica pero bien ejecutada

En paralelo al resto de sus obligaciones profesionales, Vicente Cifuentes decidió poner en marcha una campaña de crowdfunding para crear un álbum a su aire, en el que la clave fuera divertirse y disfrutar con el proyecto. El resultado es este ‘Murderville’ que ve la luz con la colaboración de Aleta Ediciones, el cual supone un acercamiento por parte del autor al género del terror sobrenatural, sin grandes pretensiones de por medio.

La historia arranca en 1963, en el pueblo de Murderville. Cualquiera que viva en un pueblo que se llame así debería sospechar que en cualquier momento puede venir alguien a rebanarte el gaznate, pero a los niños que protagonizan la primera escena no parece preocuparles demasiado, así que, aprovechando que es Halloween, deciden colarse en una casa abandonada sobre la que corren toda clase de leyendas relativas a una bruja. Y sí, lo habéis adivinado, la bruja se presenta ante los atemorizados infantes y la escena culmina con un reguero de sangre que nos transporta hasta la actualidad. Allí conocemos a Víctor, un hombre de 35 años cuya vida va a la deriva por el exceso de trabajo y por las dificultades que está atravesando en la relación con su mujer, Sara. Decididos a tomarse un respiro, los dos se marchan de viaje y acaban recayendo en una pensión de Murderville. Solo es cuestión de tiempo que sus pasos se crucen con los de la bruja y con la maldición que asola al pueblo desde hace décadas.

Cifuentes, que tiene más madera de dibujante que de guionista, crea con ‘Murderville’ una historia de terror al uso donde prácticamente todo —las situaciones de tensión, los personajes, la maldición— está cortado siguiendo el patrón típico de esta clase de historias. Como homenaje al género sin mayores pretensiones, la propuesta funciona, aunque a quienes busquen algo que se salga del estereotipo les acabará sabiendo a poco. Eso sí, hay que decir a su favor que la lectura resulta entretenida, y que la trama, aunque típica, está bien hilada y construida. Por otra parte, y aunque el guión no sea nada del otro mundo, desde el punto de vista gráfico ‘Murderville’ es un trabajo excelente. Cifuentes posee un estupendo sentido de la narrativa secuencial, jugando con los planos, la disposición y el tamaño de las viñetas en la página, o las transiciones, de tal forma que la mirada del lector planea sobre la página con absoluta fluidez. También consigue dotar a cada pasaje de la atmósfera adecuada gracias a un acertado uso del color, y el cómic cobra un aspecto muy cinematográfico en su conjunto. De haber partido de una historia más compleja —o cuanto menos, algo más sorprendente—, estaríamos hablando de un indispensable para tu estantería. Al no ser así, la calidad del dibujo pesa más que la del guión, dando como resultado un cómic bien ejecutado aunque un tanto descompensado.