Ya han pasado 16 años desde aquella primera toma de contacto con ‘Runaways’. ¡16 años!. 16 años desde que descubriera una cabecera que a priori no me llamaba mucho la atención y en la que recaí casi de casualidad atendiendo a la muy buena recepción que, tres o cuatro meses después de su aparición, estaba cosechando un título que todo el mundo tachaba de fresco, diferente e innovador, tres adjetivos que rara vez se podrían encontrar hoy en día en el Universo Marvel pero que, por entonces, algo más habituales, eran firme garante de lo imprescindible de la serie a la que calificaran. 16 años, y esto es mucho más relevante, desde que Brian K.Vaughan pasara, de ser un completo desconocido para este redactor —y, supongo, para muchos de vosotros—, a convertirse en uno de mis guionistas favoritos. Y, por supuesto, 16 años desde que Adrian Alphona prorrumpiera en la escena tebeística y acompañara a Vaughan en un viaje por las vidas de unos adolescentes hijos de villanos que siempre permanecerán en nuestro recuerdo.
Pero, como ya dije en su momento, el Alphona de ‘Runaways’ era un artista en ciernes, un dibujante al que se le notaban las carencias a la legua, ya en su narrativa, algo torpe y atribulada, ya, sobre todo, en un trazo que, mezclando influencias de ambos lados del Pacífico, cuajaba, sí, pero no con la categoría que habrían merecido los guiones de Vaughan. Cual no sería pues nuestra sorpresa cuando, una década más tarde y sin que, a título personal, hubiera tenido contacto alguno con su producción, nos reencontráramos con el artista en esta ‘Ms.Marvel’ y no pudiéramos dar crédito lo que veían nuestros ojos: no es que se hubiera reinventado por completo, que también, es que el Alphona que introducía a Kamala Khan en el Universo Marvel había mutado hasta tal extremo, que no creo que nadie hubiera sido capaz de identificarlo de no haber venido su nombre adornando la portada…al menos en un primer golpe de vista.
Toda vez pasada la impresionante sorpresa que supusieron aquellas primeras páginas del número 1 de ‘Ms. Marvel’, sí que podían hallarse en ellas —y tenéis un buen ejemplo en la plancha que hemos incluido abajo— claras trazas de su yo previo pero, insisto, el cambio a todos los niveles era tal que, de un plumazo, el canadiense se colocaba muy arriba entre ese considerable listado de dibujantes a los que estaría dispuesto a seguir de colección en colección por mucho que ésta me interesara entre poco y nada: la expresividad de sus personajes, la plasticidad del conjunto, la agilidad del ritmo narrativo, ese tono cercano al cartoon que tan bien casaba con los aparentemente desenfadados planteamientos de la nueva propuesta de Marvel y un color de Ian Herring que no hacía sino aumentar de manera exponencial las cualidades de los lápices de Alphona eran cualidades más que suficientes para llamar la atención sobre sí misma de una serie que, toda vez te adentrabas en ella, se descubría, no como un soplo o una brisa, sino como un auténtico huracán en el seno de la oferta de La Casa de las Ideas.
En aumentar la intensidad de la frescura que ya reposaba en los lápices de Alphona venía G.Willow Wilson, una escritora que, como ya pasara con Vaughan y ‘Runaways’, era una total desconocida para el que esto suscribe —y supongo que para todos vosotros—; lo que conseguía, de partida, una aproximación a su trabajo completamente libre de prejuicios o ideas preconcebidas. Y, claro, con las defensas bajadas, el impacto de lo que ‘Ms. Marvel’ planteaba crecía de forma considerable situando al innovador proyecto entre las cinco mejores propuestas que la editorial tenía mes a mes hace un lustro y la que, junto a ‘Daredevil’, se situaba, en mi particular escala, como la que más ganas tenía de leer cada treintena de días.
Para conseguirlo, Wilson se valía de ciertas herramientas que acercaban a ‘Ms. Marvel’ a ‘Runaways’. En ésta, era fundamental el tratamiento que Vaughan daba a sus personajes, la cercanía con la que los describía, el carisma que cada uno de ellos desprendía en su particular manera y el que el escritor se esforzara por dar más relevancia a sus cuitas personales, a sus sueños e inquietudes que a la trama que brotaba de la premisa de partida que antes comentábamos. Con esas lecciones muy bien aprendidas, el año inicial de las aventuras de Kamala Khan que recoge aquí Panini en un soberbio volumen formato «Omnibus» engancha, no tanto por la vertiente superheróica del título —una vertiente que, cuidado, no podría ser más divertida y variada— sino por las muchas reflexiones que ofrece acerca de la adolescencia y el enorme trabajo que realiza para incidir sobre temas muy candentes en la sociedad estadounidense —y en la universal— como la inmigración o la igualdad de género.
Dicho trabajo, decantado de forma sutil y nada agresiva a lo largo del transcurso de la serie, eleva a ‘Ms. Marvel’ a una categoría completamente distinta, convirtiéndola en la voz de una generación y en un vehículo de conciliación en unos tiempos en los que los discursos en sentido contrario cada vez son más habituales. Reconocida con varias nominaciones a los Eisner, un premio Hugo, varios galardones más y el respaldo masivo de fandom, si nunca os habéis aproximado a esta maravillosa colección, Panini os lo está poniendo en bandeja. ¿No vais a aceptar su invitación? ‘Nuff said!!!
Ms.Marvel 1. Fuera de lo normal
- Autores: G.Willow Wilson, Adrian Alphona et al.
- Editorial: Panini
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 272 páginas
- Precio: 28,50 euros en