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V. Kingdom Come

‘MPH’, genio a toda velocidad

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No es algo que pueda aplicarse a la totalidad de su producción. De hecho, sin ir más lejos, dos de las tres colecciones que actualmente se publican al otro lado del charco, las fabulosas ‘Empress’ y ‘Reborn’, no se ajustan a ello. Pero, aún así, es incuestionable que a poco que uno rasque en el grueso de la producción de Mark Millar para su Millarverso —o Millarworld, como ha terminado denominándose— es muy fácil detectar como sus personajes no son más que iteraciones —geniales, sí, pero iteraciones a fin de cuentas— sobre los arquetipos de superhéroes que DC y Marvel llevan poniendo en circulación desde sus comienzos.

Dicha afirmación se mueve entre lo muy evidente de ‘Huck’ y ‘Superior’ ambas, versiones de Superman/Shazam; el particular y brutal Batman que es ‘Némesis’; la acojonante interpretación de cualquier supergrupo —cualquiera, desde Los Vengadores a la Liga de la Justicia pasando por Los 4F— que encontramos en ‘Jupiter’s Legacy’; el trepamuros sin poderes arácnidos que siempre me ha parecido ver detrás de ‘Kick-Ass’; aunque no sea un superhéroe en el sentido estricto de la palabra, ese sentido homenaje a ‘Flash Gordon’ que era ‘Starlight’ y, por supuesto, la vuelta de tuerca al mundo de los velocistas que es el ‘MPH’ que hoy os traemos.

Como es de esperar en un cómic por él firmado, el origen de los poderes que los protagonistas de esta espléndida lectura acabaran consiguiendo, ni se debe a un fortuito accidente de laboratorio ni a ser mutante. De hecho, podría calificarse de «muy Millar» el que, alejándose de los dos polos que suponen las premisas de partida utilizadas por los universos DC y Marvel, sea una pastilla de origen desconocido la que provoque que los cuatro personajes a los que sigue la trama de ‘MPH’ terminen pudiendo desplazarse a velocidades tales que hasta logren romper la estructura del espacio-tiempo y les permitan viajar atrás en el pasado. De acuerdo, lo de que un velocista pueda moverse fuera del tejido del tiempo tal y como se concibe normalmente tampoco es ninguna novedad, pero cuidado, estamos hablando de un guionista que, cuando hace suyos discursos o ideas ajenas, les da tal vuelta, que al quedar recogidos en las páginas de sus tebeos, es imposible no rendirse ante la genialidad con la que son tratados.

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Preso de un ritmo demencial —somos nosotros los que parecemos afectados por el ‘MPH’ cuando nos volcamos desaforados en la lectura—, el transcurso de las aventuras de los cuatro «intérpretes» de esta fantástica narración sirve, una vez más, para comprobar la naturalidad, cercanía e hiperrealismo puntual con el que Millar dota a unos humanos que parecen querer salirse del papel. En ello siempre influye sobremanera la capacidad que éste británico de 46 años tiene para escribir unos diálogos que saben como maridar la vertiente más imposible de sus ideas con ese tono a pie de calle que, por muy irreal que pueda ser lo que nos está contando, consigue romper barreras de incredulidad sin ningún esfuerzo.

Hazaña que no por continuada cesa en su reiterado logro de ser de las más meritorias de lo que cabe hallar en su tebeografía, otro de las virtudes constantes de Millar es rodearse de talentos gráficos capaces de elevar sus ideas del sobresaliente al Olimpo en muy pocas páginas. Tanto es así, que todavía está por llegar un tebeo con su nombre en la portada que no venga acompañado por uno de esos artistas que hace a uno salivar tan sólo con saberlo asociado al británico. ‘MPH’, por supuesto, no es menos, y observar como Duncan Fegredo —responsable, sin lugar a dudas, de las mejores páginas que ha conocido Hellboy— encuentra las herramientas precisas para hacernos creer, en determinadas viñetas, aquello que Bryan Singer ha mostrado en las mejores escenas de las dos últimas entregas de ‘X-Men’ cuando Quicksilver ha salido corriendo: que el tiempo se relativiza y parece pararse cuando uno se mueve a una velocidad «absurda» —¿alguien pilla el guiño?. Vale, ahí juega un papel determinante la imaginación del lector por cuanto las viñetas son estáticas, pero que Fegredo nos allana el camino es tan incuestionable como que el trabajo que realiza a nivel global es tan soberbio como cabría esperar de cualquier otra latitud del Millarworld. Si todavía no has entrado en él, no sabes lo que te estás perdiendo. Avisado quedas.

MPH

  • Autores: Mark Millar & Duncan Fegredo
  • Editorial: Panini
  • Encuadernación: Cartoné
  • Páginas: 192 páginas
  • Precio: 18,95 euros en

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