‘Marvel Omnibus Masacre de Gerry Duggan Volumen 3: Los Desafíos’, solo hay que ver la portada...

Nunca ha sido Masacre uno de esos personajes que me haya llamado la atención en demasía. Sí, hay cosillas por ahí que, no lo puedo negar, me han parecido de lo más divertidas e interesantes como aquella miniserie con Joe Madudeira o la más reciente “La Guerra de Wade Wilson”. Sin embargo, a la hora de enfrentarme a etapas más largas, la cosa ha estado algo más difícil y no he sabido encontrar ninguna que destaque sobre las otras, Joe Kelly inclusive, que son palabras mayores dentro de la historia del mercenario bocazas. Por eso ha resultado toda una sorpresa la lectura de estos volúmenes que Panini ha tenido a bien poner en circulación con la sana intención de recuperar el material facturado por Gerry Duggan y amigos. ‘Marvel Omnibus Masacre de Gerry Duggan Volumen 3: Los Desafíos’ supone una nueva entrega en la recopilación de unos tebeos que vieron la luz allá por el 2015, momento en el que en La Casa de las Ideas surgía un nuevo movimiento editorial conocido como “All New All Different Marvel”, enésimo reinicio / lavado de cara de las colecciones que se publicaban en aquel momento, con un montón de números 1 para llamar la atención del respetable. Y sí, esas nuevas andaduras vendrían acompañadas de equipos creativos con ganas de demostrar su buen hacer.

Este nuevo volumen recupera catorce entregas cuyos guiones vienen firmados al alimón por el mencionado Duggan y Brian Posehn, pese al título que lleva la colección. ¿Qué nos espera en este tomo? Pues básicamente más de lo que llevamos leído hasta el momento, aventuras de lo más locas y divertidas en las que tiene cabida absolutamente todo lo que se les pase por la cabeza a la pareja de guionistas. Solo hay que prestar atención a las primeras páginas, momento en el que veremos a Masacre y a Cable ataviados con trajes de los años 50 y diciendo que acaban de conocer a Hitler. ¿Perdón? Algo nos hemos debido perder porque no nos suena nada de lo que estamos leyendo. Que nadie se asuste, sabremos más de todo esto al final del volumen, ahora toca disfrutar de uno de esos números de “relleno” y que sirve como homenaje perfecto a la obra y estilo del Rey, Jack Kirby. El diseño de los personajes, las armas, la maquinaria y una Wakanda recién creada se muestran como el complemento perfecto para este relato ambientado en el año 1968. Pero regresaremos al presente y se recuperará la trama de la difunta agente Preston cuya mente ha encontrado alojamiento en la cabeza del siempre dispuesto Wade, compartiendo de esta manera pensamientos y decisiones.

Una trama que irá creciendo en proporciones a medida que pasemos las páginas ya que la búsqueda de un nuevo cuerpo para esa “conciencia” derivará en traiciones por parte de gente de SHIELD, persecución de asesinos a sueldo e infiltraciones sigilosas al Helitransporte de la agencia. Parece que el listón está puesto bastante alto pero la acción no para aquí y el segundo acto de este Omnibus viene con visita de peso: Drácula. Sí, el Príncipe de los Vampiros comparte protagonismo con Masacre en “El Desafío de Drácula”, una miniserie de siete episodios en los que un renovado y actualizado conde contrata los servicios del mercenario para que encuentre el ataúd donde reposan los restos de Skiklah, la súcubo que está llamada a ser su prometida. Solo hay un pequeño problema, un fallo de cálculo donde no se contemplaba que se produciría un romance entre la mencionada vampira y el bueno de Wade, dando como resultado una aventura divertidísima y en la que la acción salta de Europa a Estados Unidos pasando por la Península Arábiga. Evidentemente habrá monstruos de todo tipo e inesperados aliados como Blade, Hombre Lobo Nocturno o Los Thunderbolts. Todo un derroche de originalidad y chascarrillos empapados de múltiples referencias a, bueno, a todo lo que se pueda usar para arrancar una carcajada al lector. Ayuda bastante el estilo empleado por los ilustradores, un grupo formado por Scott Koblish, Mike Hawthorne, Reilly Brown y Khary Randolh que entregan páginas de puro delirio gráfico. Una lectura bastante agradable y divertida que consigue hacernos mantener una sonrisa continua. Pues nada, con tebeos como estos tendré que replantearme algunas cosas.