‘Los Wrenchies’ es con diferencia el cómic más complejo que he leído en mucho tiempo. Para hacerse una primera idea de esa complejidad basta con pensar en la cantidad de adjetivos que pueden emplearse para describir la obra: delirante, metaficcional, postapocaplíptica, iniciática… Las cuestiones de fondo que aborda, y de las que hablaremos más adelante, aportan un plus añadido de densidad al conjunto, pero si algo confirma que nos encontramos ante un tebeo que se sale de lo común es su elaborada trama. Resumirla no es tarea fácil, pero vamos a intentarlo aproximándonos a las diversas secuencias espacio-temporales que la componen. La primera de ellas nos remite al mundo real, en un tiempo indeterminado, pero que bien podemos considerar como el presente. Allí conocemos a dos hermanos, Sherwood y Orson, que durante uno de sus juegos infantiles llegan a una cueva. Al entrar en ella se topan con un monstruo al que matan, y Sherwood encuentra un extraño amuleto que lo embarca en una especie de viaje astral. El segundo marco espacio-temporal nos transporta a un futuro apocalíptico donde los adultos han desaparecido y solo quedan los niños, que se agrupan en bandas para sobrevivir. Entre esos grupos encontramos a Los Wrenchies, que tomaron su nombre de un cómic homónimo que ellos mismos leen, aportando un deje metaficcional a la trama. Los niños están amenazados por unos seres demoníacos conocidos como Hombresombras, que apuntan a ser una metáfora de los adultos y se alimentan de los jóvenes cuando alcanzan la mayoría de edad. Y en tercer lugar tenemos otro futuro alternativo, más próximo que el del mundo apocalíptico de los Wrenchies, en el que conocemos a un muchacho regordete llamado Hollis, aficionado a los tebeos y que siempre anda por ahí disfrazado de superhéroe. En este mismo mundo encontramos también a un Sherwood adulto, sumergido en una vorágine de alcohol y sustancias psicotrópicas, que a la postre termina siendo el detonante del apocalipsis que se desata en el mundo de los Wrenchies.
Lioso, ¿verdad? Pues la cosa se complica aún más cuando estas realidades paralelas se superponen unas con otras, teniendo siempre como eje central el personaje de Sherwood. Esto nos lleva a una de las posibles interpretaciones de la obra, según la cual el cómic sería una fábula sobre el paso de la infancia a la madurez, y sobre la resistencia que algunos sujetos ofrecen ante la idea de hacerse mayores, cobrar responsabilidades, etc. Sherwood se convierte así en una suerte de Peter Pan que rechaza los cánones del mundo adulto y que preferiría seguir siendo el niño inocente e imaginativo que representa Hollis. Los Hombresombras serían, por tanto, los adultos grises que tratan de arrastrar a los niños hacia su vacua existencia. La metáfora de la adolescencia sería así el principal tema de la obra, pero hay otros, en general relacionados con la pérdida: de la cordura, de la inocencia, de la creatividad, de los seres queridos… Por lo demás, ‘Los Wrenchies’ también se puede degustar como una aventura de ciencia-ficción al uso, con sus héroes, sus peligros, sus momentos de acción y una recreación futurista tan delirante e imaginativa que no puede sino recordarnos al trabajo de autores como Moebius o Enki Bilal. De hecho, en su interpretación más básica, resulta fácil embelesarse con este cómic gracias al fantástico dibujo del autor, con unos personajes muy expresivos y bien caracterizados, el coloreado manual, y una estética que seguramente recuerde a más de uno a los trabajos de dos ilustres gallegos: Das Pastoras y Miguelanxo Prado.
Con todo, y pese a ser un tebeo exigente pero gratificante, ‘Los Wrenchies’ tiene también sus defectos. El principal de ellos es el ritmo, que sufre un parón tremendo a mitad de volumen cuando uno de los personajes, El Científico, inicia una larga perorata con la que recibimos las primeras explicaciones al galimatías presentado en las páginas previas. De este modo, del desconcierto inicial el lector pasa a una fase de estancamiento —quizá incluso de hastío— hasta que las piezas comienzan a encajar y la lectura nos atrapa por fin hasta su desenlace. Eso sí, llegados al final de la obra, nos queda la sensación de haber rozado apenas la superficie, una sensación que nos invita a la relectura, con la que sin duda comenzaremos a sacarle todo el jugo a la historia.
Es posible que, tras leer estas líneas, el lector se quede con cara de otro y no sepa muy bien qué pensar de ‘Los Wrenchies’. Quizá ahí radique buena parte de su magia, ya que es uno de esos cómics que no te pueden contar, que para saber bien lo que ofrece es necesario asomarse a sus páginas. Se le puede achacar el hecho de ser bastante más enrevesado de la cuenta, y que en contadas ocasiones puede adoptar un tono un tanto pretencioso. Pero por su exquisito acabado gráfico, su originalidad, sus reflexiones de fondo y, qué leches, porque seguro que no se parece a nada que hayas leído este año, vale la pena emprender el viaje que nos ha propuesto Farel Dalrymple con su primera obra larga como autor completo.
Los Wrenchies
- Autor: Farel Dalrymple
- Editorial: Sapristi Cómic
- Encuadernación: Rústica con solapas
- Páginas: 304
- Precio: 22,90 euros
La verdad es que suena genial. Me encantan los típicos comics que se leen en múltiples capas y que sean lo más liosos posibles…siempre y cuando al final todo cobre sentido. Lo que comentáis me recuerda a 20th century boys, pero el final de aquella fue un tanto decepcionante (eso sí, el viaje fue muy emocionante)
Pues lo cierto es que no me había parado a pensar en las similitudes de Los Wrenchies con 20th Century Boys, pero sí, salvando las distancias, sí que pueden tener cierto parecido entre ellas. Sobre todo en lo que respecta a cómo la realidad y la ficción se pueden confundir en el mundo de la infancia. Eso sí, Los Wrenchies es bastante más enrevesado (que no complejo, porque la trama de 20th está muy elaborada y tiene multitud de saltos en el tiempo, cambios de escenario, personajes, etc.), así que hay que tener un poco más de paciencia a la hora de enfrascarse en la lectura.
Pero vamos, si comentas que te gustan los cómics con varias capas y que sean enrevesados, estoy seguro de que Los Wrenchies te gustará. Al final no todas las piezas encajan de golpe, pero sí las suficientes como para que el viaje sea satisfactorio. Y encima tiene un dibujo excelente que ya casi por sí solo justificaría su lectura.
Un saludo!