‘Los Vengadores Arena. Jefe Final’, aquí vale todo

El titular habla por sí solo. Y es que si ha habido una constante a lo largo de los dieciocho números de ‘Los Vengadores Arena’ esa ha sido la clara intención de Dennis Hopeless de hacer oídos sordos a las voces que siempre acuden raudas a intentar plantear ciertas salvaguardas en las muertes de los héroes para, sin cortarse ni un pelo, ir asesinando de manera taxativa a los jovenzuelos que fueron raptados por Arcade y trasladados a un mundo diseñado de forma expresa para acabar con sus vidas si es que ellos no accedían a matarse los unos a los otros. Esa era la premisa de partida con la que el guionista (que confiesa que su intención inicial para con el proyecto era una bien diferente) arracaba la maxiserie a mediados de 2012; y a ella se ha mantenido fiel hasta la conclusión que Panini nos presenta en este tercer y último recopilatorio.

Por el camino han rodado muchas cabezas, se han establecido alianzas y se han intentado encontrar formas de escapar a la mortal trampa tendida por el megalómano villano, estableciendo Hopeless unos términos que han coqueteado constantemente (gracias a Stan Lee, sin caer en la mera copia) con los parámetros establecidos en ‘Battle Royale’ o, cómo no, en ‘Los juegos del hambre’. La rareza de encontrar esa facilidad de despachar vidas en un tebeo Marvel es lo que, desde el principio, convierte a ‘Los Vengadores Arena’ en una cafrada de mucho cuidado, que entretiene hasta decir basta y que, llegada la ansiada resolución, deja con ganas de seguir leyendo lo que el guionista tendrá a bien ofrecernos en ‘Avengers Undercover’, continuación directa de los acontecimientos aquí narrados (que, aviso ya, no está a la altura de su predecesora).

Acompañado en estos cinco últimos números por el espléndido Kev Walker (a excepción hecha del tercero de ellos, que corre a cargo de un solvente Karl Moline), ‘Los Vengadores Arena. Jefe Final’ no defrauda como cierre de la colección, ofreciendo (cómo no) más muertes y un final abierto digno de cualquier saga cinematográfica. Lo que Hopeless ha logrado con su criatura —que nos interesemos, y cómo, por unos personajes que casi no conocíamos— es tan digno de encomio como el que Marvel diera luz verde en su momento a una serie con un hilo argumental tan salvaje. ¿Os imagináis qué pasaría si esta misma idea se aplicara al resto del universo de La Casa de las Ideas sin posibilidad de revertirla? Personalmente, pagaría lo que fuera por ver muertes de personajes de peso que no fueran maniobras comerciales (la reciente de Lobezno planteada por Soule apesta a regreso por todas partes) y que se establecieran como piedras fundamentales dentro del discurrir de una compañía que, aún estando muy por delante de DC, sigue arriesgando muy poco en su mes a mes.