‘Los Nuevos Vengadores 11. Hechicero supremo’, ¡¡por el ojo de Agamotto!!

Cuando sólo faltan dos arcos argumentales para que la primera etapa de ‘Los Nuevos Vengadores’, de las tres que ha conocido hasta ahora, toque a su fin con ‘Asedio’ y se dé así paso al brevísimo segundo volumen de la cabecera, la serie creada por Bendis allá por 2005 después de los acontecimientos narrados en ‘Vengadores desunidos’ llega aquí a uno de esos obligados intermedios que, por mucho que se nos quieran vender como algo trascendental, revelan desde lejos su condición de transición a la espera de que sucedan grandes cosas.

Con el guionista en piloto automático, poco hay que destacar de los cinco números aquí contenidos. De ellos, los cuatro primeros los dedica el «arquitecto» de Marvel a la búsqueda del nuevo hechicero supremo tras la caída en desgracia del Doctor Extraño. Que dicha búsqueda tenga lugar en estas páginas se entiende como algo puramente circunstancial que habría funcionado incluso mejor de haberse publicado como miniserie al margen y, por supuesto, sin la testimonial presencia de unos héroes cuyo protagonismo es limitado y sólo queda justificado por aquello que nos aleja del curso central de los acontecimientos para comenzar a apuntalar lo que veremos toda vez llegue ‘Asedio’.

Al inane talante de lo que aquí se narra viene en auxilio el mediocre trabajo de Billy Tan a los lápices, ya nos estemos refiriendo con tal epíteto a lo abultado de sus «despistes» anatómicos, ya a una narrativa confusa que, eso sí, al menos sirve para que aquella de la que hace gala Chris Bachalo en ciertas páginas de la lectura se sienta como precisa, algo complicado de afirmar cuando uno se acerca a la obra del dibujante de ‘Steampunk’. En fin, que si algo hubiera que entresacar de positivo sin ningún tipo de resquicios a este tomo, eso sería el último número que en él viene contenido, con un espléndido dibujo obra y gracia de Jimmy Cheung y que resulta un divertimento de primer orden.