No todos los personajes cuentan con el tirón comercial que pueden tener otros como Spiderman, Los Vengadores o El Doctor Extraño. La Casa de las Ideas está poblada de héroes y villanos que no han gozado de momentos clave dentro de la inmensa continuidad que se amontona con el paso de los años y la publicación de cientos de tebeos. Es el caso de Los Eternos, unos seres bastante poderosos que tuvieron sus casi quince minutos de fama gracias a las hábiles manos de Jack Kirby pero que, después, no pasaron de ser unos secundarios que ni siquiera tenían cabecera propia, tenían que valerse de otras colecciones para poder hacer acto de presencia y no quedar relegados al siempre cruel olvido de los personajes poco utilizados. Gracias a la adaptación cinematográfica que Marvel estrenó recientemente, Panini movió ficha y sacó de la chistera una colección de nueve volúmenes en los que se recogían la totalidad de las apariciones de tan singular formación. La tercera y cuarta entrega, tras ver la luz la insuperable etapa firmada por El Rey, conformaban una saga de larga duración en la que se intentaría introducir a Los Eternos dentro de la continuidad marvelita. ¡Spoiler!, finalmente lo conseguirían.
‘Colección Los Eternos Volumen 3: De Repente…¡Los Celestiales!’ y ‘Colección Los Eternos Volumen 4: El Crepúsculo de los Dioses’ suponen más de cuatrocientas páginas en las que se divisa un esfuerzo por parte de los implicados en hacer un trabajo digno, envuelto en la épica necesaria para que los personajes brillen con la intensidad que se merecen. Las idas y venidas de Kirby se habían saldado con una saga del Cuarto Mundo que suponía un abanico de posibilidades que, a día de hoy, siguen siendo aprovechadas por muchos autores. No es de extrañar que Roy Thomas aprovechara muchos de esos elementos para que estos Eternos pudieran mezclarse con el resto del Universo Marvel. Partiendo del respeto absoluto con lo que ya se había visto hasta el momento (la base que Kirby había desplegado en su estancia en el título) y siendo muy coherente con lo que expone en cada una de las páginas, Thomas equipara el juicio de los dioses del espacio al Ragnarok que tantas veces se ha mencionado en los comics de Thor. Una maniobra que pondrá límites a estos Eternos y que supondrá una coexistencia “pacífica” y de respeto con las contrapartidas Marvel de los dioses griegos del Olimpo y de los nórdicos, los cuales ya existían pero que Kirby decidió obviar desde el principio.
Un misticismo que se desarrollará en la cabecera protagonizada por Thor y que, a pesar de toda la mitología y deidades que van a pulular por estas páginas, no van a faltar los mamporros a base de bien, un elemento que se encontraba siempre presente en los tebeos de aquella época. Un recurso muy utilizado y demandado por los lectores que no significa añadir simplicidad al relato puesto que va a necesitar de dos volúmenes para que se resuelvan todas las cuestiones expuestas. El guionista de Misuri va a tener tiempo entre tanta mitología nórdica y Ragnarok de hacer su propia adaptación de un clásico como es “El Anillo del Nibelungo” de Richard Wagner, relegando a un segundo plano a Celestiales y Eternos pero haciendo que su no presencia sea trascendental en el devenir de la historia. Sí, puede que sea una jugada algo incoherente, pero Thomas se las arregla para que todo termine funcionando a la perfección y el lector quede más que conforme con todo lo que ocurre. También van a suponer los números contenidos en esta segunda entrega los últimos que va a firmar como guionista en la cabecera del Dios del Trueno, dejando el “remate” de la saga a otros dos escritores de altos vuelos como son Ralph Macchio y Mark Gruenwald.
Y no podemos dejar atrás a todos los dibujantes que dejaron su impronta en esta mítica saga, gente como John Buscema, Walter Simonson, Arvell Jones o Keith Pollard, todos ellos hombres de la casa que siempre estaban prestos y dispuestos a elevar el nivel del comic en el que aparecieran sus nombres. Puede que no llegue a las cotas de epicidad y derroche imaginativo de la etapa de Kirby pero nadie puede negar el inmenso esfuerzo por poner algo de orden en el terreno teogónico marvelita. Un orden que se ha mantenido a lo largo del tiempo y que sigue vigente, con sus obligadas variaciones, en la actual serie que comandan Kieron Gillen y Isaac Ribic con inmejorables resultados. Y es una evolución que también vamos a poder apreciar en los sucesivos volúmenes que componen esta mini colección donde se recogerán el resto de cabeceras que protagonizaron estos dioses, títulos que vendrán firmados por un puñado de autores de lo más variado. Esto no ha hecho más que empezar.
Colección Los Eternos Volumen 3: De Repente…¡Los Celestiales!
- Autores: V.V.A.A.
- Editorial: Panini Comics
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 208 Páginas
- Precio: 19.95 Euros
Colección Los Eternos Volumen 4: El Crepúsculo de los Dioses
- Autores: V.V.A.A.
- Editorial: Panini Comics
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 216 Páginas
- Precio: 19-95 Euros